AS (Andalucia)

Esta España es

La Roja está en cuartos tras vencer a Croacia en un partido de infarto ● Suiza, rival el próximo viernes

- HÉCTOR MARTÍNEZ

Esta España va en serio. Esta España jugó como no lo había hecho antes en la Eurocopa, donde muchos no dudan en colgarle la etiqueta de gran tapado. Y mostró carácter justo cuando más se necesitaba, tras dos zarpazos de Croacia que nos llevaron a la prórroga. La Roja está en cuartos (Suiza nos espera...) tras volver a marcar cinco goles, uno de ellos de justicia poética. Lo firmó Morata en una acción como mandan los cánones. Control, volea y violines. Nadie lo necesitaba más que él. Dicen que a estas horas, Luis Enrique aún sigue dando botes de alegría por la banda.

Si teníamos dudas de dónde se iba a situar Croacia, quedaron rápidament­e resueltas. Dalic ordenó su 4-3-3 echado atrás, sin presionar la salida de balón de España. En defensa optó por Caleta-Car para suplir al sancionado Lovren, mientras que en ataque era Rebic quien debía solventar la difícil papeleta de cubrir la ausencia por positivo de Perisic, el puñal croata en lo que llevábamos de Eurocopa.

La pelota era nuestra, ahora quedaba el pequeño detalle de saber qué hacer con ella. Una misión que siempre resulta más fácil si es gente como Pedri la que debe tomar las decisiones. En el minuto 15, el del Barça se inventó un pase que dejó a Koke con un remate franco desde el punto de penalti. Tiró raso, demasiado centrado, y a Livakovic le bastó con estirar el pie a lo portero de balonmano para despejar a córner. Cuatro minutos después disfrutamo­s de otra ocasión clara, esta vez en un cabezazo de Morata que rebotó en Vida en lugar de ir a portería. Sin embargo, lo peor no era eso, desaprovec­har oportunida­des de gol, sino lo que estaba por llegar.

Porque en el 20’ los salones españoles dieron un bote. Mientras La Roja triangulab­a para iniciar jugada, Pedri cedió a Unai Simón, quien se confió de tal manera que pretendió controlar con el pie y no hizo otra cosa que colarse un gol que desde ese instante se convertía en carne de meme. Demasiado grave. Casi letal si hablamos de una Eurocopa.

Se abrió entonces un tiempo en el que La Roja debía mostrar su verdadera altura en este tipo de campeonato­s. Había jugado mejor que Croacia hasta el gol, sí, pero quedaba por ver si nuestra mandíbula no era de cristal. Vlasic golpeó al hígado (remate al exterior de la red) y Kovacic amenazó al mentón (disparo alto), pero España, que se tambaleaba, no cayó. Todo lo contrario, se rehizo. A fuego lento, sin la frescura de minutos previos, pero fue alimentand­o el juego hasta llegar

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