APOYO A UNAI DE LA AFICIÓN
Los españoles despidieron a Unai Simón coreando su nombre cuando el árbitro pitó el descanso. La Marea Roja, formada por unos 2.000 aficionados, empezó a animar al portero del Athletic en el minuto 21, tras su fallo en el 0-1. Después respondió con grandes paradas.
Ferran, cuyo centro fue cabeceado a gol por... Azpilicueta. El capitán del Chelsea surgió donde nadie le esperaba para hacer justicia a un partido en el que hasta ese momento España había sido más valiente.
Unai vivió su minuto de gloria con un paradón a Gvardiol en el 67’. Olmo relevó a Sarabia, mientras que Pau Torres suplió a Eric. Sangre fresca para sostener a La Roja en los quince minutos que debían darnos la victoria. El tercer gol, fruto de la rapidez de los Torres, Pau y Ferran (octavo tanto en quince partidos), pareció sellar la victoria, pero simplemente pareció. Porque el partido nos reservaba su taquicardia final con un gol de Orsic en el 85’ y otro de Pasalic que significó el 3-3 en el 92’. Demasiado duro, demasiado cruel.
¿Cómo recuperarse? La prórroga serviría para calibrar de qué pasta está hecha esta Selección. Se rehizo al primer aviso de Croacia por medio de un remate de Kramaric que detuvo espléndidamente Unai y respondió con una incursión de Alba que, a falta de Messi, fue rematada por Olmo. Y tocó la gloria con un gol que hizo gritar a un país entero. Olmo centró al área, Morata controló con el pecho y voleó de izquierda al fondo de la red. Una acción perfecta en el mejor de los escenarios. El delantero de la Juve merecía una alegría así, como también Oyarzabal, que firmó el 3-5. Dos goles que nos permiten sellar el ansiado pasaporte a cuartos. Allí estamos. Con una sonrisa de oreja a oreja y la sensación de que esta España disfruta todo lo que el arranque de campeonato nos había negado.
REPORTAJE GRÁFICO MORENATTI Y AGENCIAS