Los recortes a Busquets y Jordi Alba son otros asuntos peliagudos
completar los pagos pendientes cuando regrese de su aventura americana, si es que al final decide probar en 2023 en Estados Unidos. Laporta, por cierto, ha echado de menos en las últimas semanas un mensaje público del argentino generando confianza en el socio. La mejor demostración de que, una vez más, quien maneja los tiempos es Messi. “Vamos progresando”, dice estos días Laporta, que por primera vez deja caer cierta tensión en el rostro y el temor de convertirse en el presidente que no pudo retener a Messi.
Hay efectos colaterales. Al mismo tiempo que se negocia la continuidad de Messi, Mateu Alemany intenta pactar los recortes del resto de vacas sagradas. Piqué se entendió con Laporta, pero los casos de Busquets, Jordi Alba y Sergi Roberto todavía no están resueltos. La intención de Alemany es firmar nuevos contratos con los jugadores, acordes a la desesperada situación económica. A Alba se le ha puesto en el mercado, pero no quiere salir. Con Buquets, se persigue firmar una nueva extensión de contrato para poder diferir los pagos hasta que se reactiven los ingresos a un nivel pre-pandemia. Buquets le recuerda al club azulgrana que él no le ha costado ni un solo euro. Otros, en cambio, costaron una millonada, ganan otra y no han rendido nada. Él lo ha ganado todo.
El presidente se refugia en el “vamos progresando” sobre la renovación de Messi, mientras LaLiga le recuerda que el tope salarial es innegociable
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