Vientos del pueblo
Esta Selección es como su entrenador. Es un equipo terco, cabezón, vehemente, pasional, obstinado, que insiste en ganar siempre de la misma manera. Y mereció ganar a Italia. Esta vez cayó en la tanda de penaltis. Pero esta Selección tiene futuro. Como escribió
Miguel Hernández, es una Selección que esparce el corazón y aventa la garganta y representa a todo un país. Una Selección hecha por asturianos de braveza, como
Luis Enrique. Vascos de piedra blindada, como Oyarzabal y Unai Simón, valencianos de alegría como Ferran, Gayà y Pau. Andaluces de relámpagos como Fabián y castellanos, madrileños de alma como Koke, Morata, Marcos y Diego Llorente, Rodri, Sarabia y De Gea. Es una Selección con catalanes de firmeza como Busquets, Alba, Olmo, Eric, Gerard Moreno y Adama. Con murcianos de dinamita frutalmente propagada como
Robert Sánchez, con canarios serenos y eficaces como
Pedri y con navarros como
Azpilicueta, dueños del hambre de gloria, el sudor y la lucha. Y uno nacido en Italia con el seny de La Masia como Thiago y Laporte, un francés noble como todos los que juegan en el Athletic. Y todos los que puede traer Lucho. Vientos del pueblo, papá. Y Qatar es nuestro nuevo objetivo, Carlitos.