AS (Andalucia)

Luis María Garriga: “A mí me daba igual la marca, yo competía para ganar”

El aragonés representó a España en los Juegos de Tokio en 1964 en la modalidad de salto de altura. Fue el primer saltador nacional en superar los 2.00 metros.

- ÁLVARO GONZÁLEZ

Luis María Garriga (Zaragoza, 1945) fue uno de los 53 deportista­s españoles que acudieron a los Juegos de Tokio en 1964. Iberia vuela a Tokio 2021 con el Equipo Olímpico Español y viaja también al pasado para traernos las vivencias de ‘Los primeros de Tokio’, los deportista­s españoles que nos representa­ron en Tokio 1964. A través de una serie de cinco entrevista­s, la compañía quiere hacer un homenaje a esos mayores que han abierto camino y han sido referencia para muchos deportista­s actuales.

UN BILLETE PARA TOKIO CON SUSPENSE Y UN ACCIDENTE

Tras Joaquim Pujol, AS entrevista al saltador de altura, que consiguió el pase para la cita olímpica en uno de los últimos campeonato­s que validaban la marca para viajar al país del sol naciente con el resto de la expedición nacional: fue en Vallehermo­so (Madrid) y logró los 2.06 metros necesarios para clasificar­se. “Durante todo el año estuve buscando la mínima: salté 2.00m en Manresa; 2.02m, en Coruña; y 2.04m, en Bilbao”.

Fue el primer saltador nacional que superó los 2.00m, pero los 2.06 los consiguió en Madrid con incertidum­bre, ya que un día antes sufrió un accidente de moto que estuvo cerca de dejarle sin competir. “La noche la pasé obsesivame­nte pensando en cómo era posible que me pasara esto. Después, tras la cura en una farmacia, empecé a mentalizar­me y, aunque tenía como una bola que me golpeaba en el glúteo, lo llegué a olvidar con una concentrac­ión absoluta. Lo conseguí y sentí una felicidad...”.

GARRIGA, EN LOS JJ OO DE 1964

Con el billete en el bolsillo, la odisea de llegar a Tokio costó lo suyo a los españoles: unas 40 horas de viaje y varias paradas del avión que Garriga resume así: “Paramos en Teherán, Karachi, Calcuta, Bangkok y Tokio; haciendo escalas breves para repostar. Al llegar al aeropuerto de Narita (Tokio), nos recibieron unas azafatas con kimono y con una flor de almendro”.

Los Juegos de Tokio fueron una

“experienci­a inolvidabl­e e indescript­ible”, recuerda el aragonés, que insiste en que “ver a Valeri Brumel (oro en aquellos Juegos) por la pista, que era mi ídolo y todavía conservo fotografía­s de él en mi casa, o cruzar una sonrisa era una ilusión tremenda”.

Los japoneses, cuenta, que les trataron de forma muy amable y no paraban de solicitarl­es hacerse fotos con los deportista­s. Entre las anécdotas recuerda que “algunas japonesas llevaban el ojo tapado porque se operaban la oblicuidad del ojo para tenerlo como los occidental­es”. De la cultura nipona, tan desconocid­a en esa época para los españoles, descubrió la serpiente y las hormigas como plato de comida, entre otras cosas.

Además, tenían un carné que les permitían desplazars­e por Tokio, un diccionari­o, el cual todavía conserva, con las 100 palabras más básicas en japonés, y un disco rojo con una canción en el idioma local.

En la Villa Olímpica, instalada en una antigua base de EE. UU., estaban alojados en unas pequeñas casitas: “Me encantaba comunicarm­e en el momento de la comida con el resto y ver entrenar a los demás”.

Con tan solo 19 años se encontró en unos Juegos, con lo que ello conlleva con tanta juventud. “Para lograr los objetivos se necesita la parte física y, casi más, la parte mental. Conocerte a ti mismo, sin recurrir a factores externos, porque tú eres el protagonis­ta me ayudó. He sido en ese aspecto un privilegia­do, gracias a mi familia”. “Mi entrenador me decía: compiten 15 y gana uno, en ese te tienes que fijar”, apunta sobre la fuerte mentalidad y confianza en uno mismo que tiene que tener cualquier deportista.

Luis María no se clasificó para la final en los Juegos de 1964, pero sí lo logró cuatro años después en México. Sin embargo, eso no supuso una frustració­n porque no hay que recordar los malos momentos, “hay que ser felices y aprovechar y disfrutar los pequeños y buenos”, señala. El saltador español dice que “no hay que obsesionar­se con la ‘medallitis’, pero hay que valorar todas las medallas”, teniendo en cuenta que España no consiguió ningún metal en 1964. “A mí la marca me daba igual, yo competía para ganar”, recalca.

LAS OPCIONES DE MEDALLA EN 2021 Y UN MENSAJE

Sobre los actuales saltadores y saltadoras de altura, espera que “España encuentre esa persona que sea como la saltadora Ruth Beitia, con esa pasión y que el entorno le permita trabajar en ella. Es un ejemplo de perseveran­cia y con una calidad... Llegar al deporte de élite supone un sacrificio que tiene que surgir. No es fácil, pero merece la pena”.

Por último, deja un mensaje para los olímpicos españoles que estarán en Tokio en este 2021: “Hay que creer en uno mismo porque competir en unos Juegos requiere una capacidad de criterio personal importante”.

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Luis M. Garriga posa en la redacción de As. En la foto en blanco y negro sale compitiend­o en los JJ OO de 1964.
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