AS (Andalucia)

Niko Shera,

- JESÚS MÍNGUEZ

❖La cuenta del judo, un deporte que había conquistad­o seis metales entre 1992 y el 2000, se detuvo en Sídney… Desde entonces el desierto, a pesar de buenos resultados en el circuito internacio­nal. Un chicarrón llegado de Georgia a Brunete (Madrid) con 13 años es ahora la gran esperanza para volver a subir a un podio. A lo más alto. Porque Nikoloz Sherazadis­hvili (Niko Shera para que sea más fácil) se proclamó campeón mundial en -90 kg en 2018 y lo volvió a hacer el pasado 10 de junio. Llega al Budokan (28 de julio, 10:00, la final), el templo del judo donde ya se celebró la competició­n en Tokio 1964, como número uno en su peso y de todos los pesos. “Tiene magia”, dice de él su entrenador, Quino Ruiz. El maestro de Brunete, subcampeón mundial en 1991 y participan­te en tres Juegos, ha pulido a la perla y le considera

“un hijo”. Porque el de Niko falleció en 2017 y Quino se ha convertido en su soporte.

Pero hay más opciones de medalla que las de Niko, el gigante de 1,90 y ojos verdes. Está su amigo y compañero de club, Fran Garrigós. El mostoleño de 26 años está en sazón, porque este año ha conquistad­o el oro europeo y el bronce mundial en -60 kg. Y está su novia, la alicantina Ana Pérez Box (25 años), que también subió al tercer escalón del podio en el reciente Mundial de Budapest en -52 kg y ha reencontra­do el camino después de dos años atascada. Julia Figueroa (-48 kg), la experiment­ada María Bernabéu (-70 kg) o Alberto Gaitero (-66 kg) estarán al acecho.

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