AS (Andalucia)

El reto de Simone Biles

La estadounid­ense, de 24 años, aspira a cinco oros en Tokio para igualar los nueve de Larissa Latynina

- JESÚS MÍNGUEZ

Símbolo de empoderami­ento, un diamante, la mujer que hace lo imposible… Cualquiera de estas calificaci­ones se le aplican asiduament­e a Simone Biles. Y cuando salta al tapiz, la realidad hace trizas las palabras, porque la estadounid­ense brinca siempre más allá de lo que se espera, a velocidad supersónic­a, un rayo. A sus 24 años, esta menuda deportista de Columbus (Ohio) aspira a reina única de los Juegos de Tokio. Su apuesta, cinco oros. Mañana comienza su calificaci­ón en el pabellón Ariake de gimnasia artística.

Biles, máquina olímpica en activo de 1,45 de altura, persigue en Japón a una acróbata también inigualabl­e en su tiempo. A Larissa Latynina, que por cierto brilló en Tokio 1964, aunque con una gimnasia diferente, menos directa que la de la ‘bomba’ Simone. La nueva jefa impacta contra el suelo como un proyectil y despega del piso como un cohete. La soviética ganó hasta 9 oros, Biles lleva cuatro de Río, pero en Tokio se plantea igualarla con los oros de ejercicio completo, equipos, suelo, salto y barra (en teoría no es favorita en asimétrica­s, pero...). En Mundiales hace tiempo que Biles pulverizó a Latynina con 19 oros, pero estos son los Juegos. Y otra época.

Donde Biles asombra es en los saltos, cuando los hace en el tapiz y en el potro. Ahí irrumpió este 2021, tras un largo parón, con un Yurchenko con doble carpado, denominado en hombres Yang Wei y que jamás realizó una mujer. Sus dos giros finales en el aire parecen una maniobra extraterre­stre. ¿Hará el salto en la cita de Tokio? En los entrenamie­ntos ya lo ha hecho y los expertos aseguran que “con facilidad”… Si lo clava en los Juegos, el salto tendrá definitiva­mente su

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nombre, igual que el Biles, Biles I y Biles II.

“Cuando vi ese salto percibí que estaba ocurriendo algo histórico”, asegura Cecil Landi, uno de los técnicos de Biles: “Van a pasar muchos años hasta que aparezca otra gimnasta así. Comaneci cambió la historia en 1976 y ahora es Simone quién está transforma­ndo la gimnasia”. Con Latynina, con Comaneci… comparacio­nes de gigantes con Biles. Pero ella escribe su propia historia, rompedora de canones clásicos (con 24 años está en plena forma), con denuncias de causas justas, enfrentánd­ose a gigantes comerciale­s (Nike), con compromiso social…

El empoderami­ento de Biles llega desde su origen, humilde. De los suburbios de Columbus, cuando su madre, con problemas de adicciones, no pudo hacerse cargo de ella y de sus hermanos que tuvieron que vivir en hogares de acogida. Ahora, siempre consciente de que vino de abajo, visita a esos chicos y chicas. “Para mí, ir a verles es otra medalla. Sé perfectame­nte cómo se siente un niño de acogida”.

Desde abajo, con problemas complicado­s superados, mucho trabajo y unas cualidades únicas, Biles se ha instalado en la cima. Estados Unidos es consciente de que hay que blindar a su diamante y han abandonado la Villa Olímpica (también hubo un positivo de una suplente del equipo) para evitar cualquier riesgo mínimo que pueda truncar a Simone Biles, la gimnasta que siempre hace añicos los adjetivos. Empoderada y reactiva. No es Latynina, ni Comaneci… Es la era de Simone Biles.

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Simone Biles, durante un entrenamie­nto para preparar las asimétrica­s, la prueba en la que más difícil tiene conseguir la medalla de oro.

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