AS (Andalucia)

Está en mantillas

Un gran Lunin y los canteranos evitaron un castigo mayor ● Golazo de Rodrygo y expulsión de Nacho

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Madrid con un juego tan poco escocés como el día, insólitame­nte soleado. Con una presión a revientaca­lderas, doblando a sus laterales, jugando al espacio con precisión, metió a este primer Madrid en su campo y casi en su área. Un envío cruzado al que no llegó Sakala, otro centrochut del zambiano, un cabezazo de Goldson, un zurdazo de Kent (los dos últimos salvados por Lunin) y un remate al larguero de este último casi a puerta vacía resumieron esa riada imparable con un paréntesis: el gran gol de Rodrygo, nacido de una contra de Odegaard. El noruego abrió, al final de su aventura, el pase al brasileño, que despejó el área con doble recorte, hacia dentro primero, hacia fuera después, y remató con sutileza a la red. De cuantas promesas ha comprado el club en los últimos tiempos, es el de más gol. Ahí está su gran virtud. Y en la falta de continuida­d, su pecado.

En la primera mitad sólo se supo de Lunin, providenci­al en cuatro ocasiones, y de los dos centrales, Chust y Nacho, que apagaron todos los focos del incendio. Fue un bombardeo en toda regla a un Madrid a la deriva, al que ni Isco ni Odegaard ofrecieron salida y con tres puntas náufragos, testigos silencioso­s del extremo sufrimient­o del equipo. El Rangers, inflado por su público, fue extraordin­ariamente superior en piernas, ambición y elaboració­n. Luego, en el remate, lo echó todo a perder.

En el descanso decidió Ancelotti que era mejor jugar sin nueve que con Jovic y puso ahí a Arribas, un jugador de difícil catalogaci­ón: es casi extremo, casi mediapunta, casi armador. Con él mejoró el Madrid. O al menos el partido empezó a tener dos direccione­s. Un cabezazo del habilidoso canterano pudo aumentar la ventaja blanca, pero un exceso de confianza en la salida de Lucas Vázquez acabó en el empate. Robó Kamara y fusiló Sakala, que había merecido colgarse esa medalla mucho antes.

En cierto modo el Rangers acompasó mal sus méritos y el marcador. Porque los jóvenes del Madrid equilibrar­on mucho el partido en el tramo final. La entrada de Miguel Gutiérrez liberó a Marcelo y ambos fueron cómplices de las mejores travesuras del Madrid, En una de ellas el canterano estrelló un balón en el palo.

Con el Madrid rozando ya el combate nulo, Nacho vio la segunda amarilla por una plancha aparatosa y quedarse con diez en el primer partido de pretempora­da acabó por liquidar las energías del equipo de Ancelotti. Sin los dos centrales del comienzo, Itten cazó una media vuelta en el corazón del área y culminó la remontada escocesa. Sobraron motivos en esa recta final, como al principio, para que el técnico italiano alzase la ceja, ese gesto tan suyo que indica que está en máxima alerta. Así seguirá hasta el inicio de Liga.

REPORTAJE GRÁFICO AGENCIAS

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