La gesta acaba en el hospital
Norris sufre un fuerte accidente cuando apuntaba a la pole ● Sólo Verstappen bate a un Russell crecido
Era el día de Norris, la primera puerta grande de un piloto tocado por la varita. El McLaren volaba sobre el asfalto de Spa-Francorchamps ya estuviera difícil, mojado o simplemente impracticable, camino de una pole de esas que se recuerdan en los libros de historia. El aniñado inglés lideró la Q1 con tres segundos de diferencia sobre su compañero y remató en la Q2 primero, delante de los coches que ganan Mundiales. Cuando llegó la Q3, alertó a sus ingenieros del aquaplaning instantes antes de estrellarse en Eau Rouge, a muy alta velocidad, y viajar de lado a lado de la pista agarrado a un volante inservible, sobre un vagón de fibra de carbono que rotaría seis veces antes de detenerse frente al guardarraíl del Radillon. Bandera roja, “lo siento, chicos” y un McLaren al desguace. El piloto fue trasladado al hospital para pruebas de precaución y una radiografía del codo. Está bien, sólo cojea. El diluvio de Spa en la clasificación de Bélgica buscaba un héroe, pero no sería Lando.
Durante tres cuartos de hora se arreglaron los desperfectos del choque (en un circuito con unos cuestionables elementos de seguridad) antes de retomar la clasificatoria definitiva con nueve coches. Volvió a asomarse el sol en el bosque de las Ardenas y se jugó con neumáticos intermedios. Primero Hamilton, luego Bottas, respuesta de Pérez, un Verstappen errático… nada se escapaba en exceso del guión en un sábado apasionante hasta que ¡Russell empezó a pintar de morado todos los microsectores de los ordenadores! El inglés plantó al Williams en la pole virtual a dos minutos de la conclusión, ahí estaba el empleado del mes.
Hamilton no le batió y Valtteri cayó hasta la octava plaza. Sólo el último intento a la desesperada de Mad Max apartó del primer puesto al humilde
Williams a cambio de una atronadora ovación de la grada. Verstappen sale primero hoy, Russell sale subido en un Mercedes mañana.
Cumpleaños. Cuentan que si no se ha anunciado todavía su fichaje por el equipo de Brackley es para no amargar el cumpleaños a Bottas, ayer. El desgarbado piloto inglés le fastidió la fiesta al frío Valtteri en la pista, que duele más. Hamilton y un renacido Ricciardo completaron la segunda línea, a falta de Lando, con Vettel, Gasly y Checo en el top-7.
Corrían los McLaren, los Williams y los Aston Martin, aparte de Mercedes, pero no aportaron mucho los Ferrari ni los Alpine. Tampoco ayudó la estrategia: el muro de los italianos apostó a la lluvia en la Q2 así que Leclerc y Sainz se apresuraron a cambiar neumáticos para completar la segunda tanda con intermedios nuevos. Error, no llovió hasta el final y para entonces los SF21 andaban con el gancho, con unas gomas gastadas, a la merced de Russell. El monegasco quedó 11º y el madrileño, 13º. Carlos gana un puesto por la penalización que arrastra Bottas.
Alonso, 14º, no pudo hacer mucho más bajo la cortina de agua. En este caso, la estrategia falló en el sentido contrario: hasta el último momento no estrenó gomas y las debió ‘destrozar’ en la vuelta de salida para poder comenzar la cronometrada a tiempo. Pasó del 15º al 14º, tampoco había mucho más que extraer. Ocon salvó el corte hacia la Q3 con escaso margen, pero partirá noveno. Los españoles ganarán una posición, previsiblemente, porque Norris debe empezar desde el pit-lane.
Para la carrera, la previsión augura un 80% de probabilidad de agua, y la tendencia del fin de semana obliga a pensar que en algún momento de la prueba jarreará en Spa. Eso abrirá oportunidades y propiciará errores. Otro domingo para que quienes compraron la entrada se sienten en la tribuna con la sensación de que podría ganar cualquiera.
Naufragio Sainz sale 12º; Alonso, 14º. La lluvia no les ayudó