España mete la directa
La delegación paralímpica suma seis medallas y lleva 26 a falta de cinco días para el final ● En tenis de mesa, Morales y Valera aseguran otro metal
Estrenos Los tres oros los lograron deportistas debutantes en unos Juegos
Adi, la atleta que huyó de Mali y ahora reina en los 100
España metió la directa en el medallero paralímpico gracias al ciclismo. Ayer cayeron tres chapas en este deporte: oro de Sergio Garrote y dos bronces, el de García-Marquina y el del tándem Christian VengeNoel Martín. La jornada en Tokio fue redonda y se completó con otros tres trofeos. Marta Fernández, oro, y Sarai Gascón, plata, sumaron en la piscina y el último llegó en atletismo gracias al oro de Adi Iglesias. Con este botín, España lleva 26 metales (9 oros, 12 platas y 5 bronces). Y en realidad son 27, ya que Jordi Morales y Álvaro Valera se metieron en semifinales en tenis de mesa y se aseguraron el podio (se entregan dos bronces).
El martes mágico arrancó accidentado por la caída de Ricardo Ten como consecuencia de un golpe de calor cuando iba tercero en la crono. Dijo adiós a la presea. Ese amargo sabor de boca lo endulzó Luis Miguel García-Marquina al conquistar un bronce en la contrarreloj de la categoría H3, con un tiempo de 43:48.68. El mejor premio posible para su primera participación en unos Juegos.
Minutos después, otro debutante se estrenó con medalla. Sergio Garrote alcanzó la matrícula de honor con el oro en la crono H2, gracias a un registro de 31:23.53. Se confirmó lo que ya se barruntaba, después de que coleccionara quince oros entre Mundiales, Europeos y
Nacionales en 2020 y lograr tres platas en el Mundial de Carretera de Portugal y dos oros en la Copa del Mundo de Ostende este 2021. El último metal sobre ruedas llegó de la mano del tándem Christian Venge-Noel Martín, que llegó a meta justo por delante de los también españoles Adolfo Bellido-Eloy Teruel, cuartos. Estos últimos tuvieron muy mala suerte. Sufrieron un inoportuno problema mecánico cuando fueron en segunda posición durante más de la mitad de la prueba.
En la piscina, Marta Fernández conquistó su segunda medalla en Tokio con el oro en 50 metros braza, clase SB3. Le tocó remontar un rápido inicio de la norteamericana Leanne Smith. La burgalesa se remangó y sacó su garra para hacerse con el liderato del evento en los últimos 25 metros. No lo soltó. Casi una hora después del oro, llegó la plata. Sarai Gascón daba otra alegría para España al concluir segunda en la final de los 100 libre femeninos S9. Pese a que aún se le resiste el ansiado oro paralímpico (suma seis platas y un bronce), la nadadora de Terrassa ya acumula cuatro Juegos consecutivos alcanzando al menos una plaza en el cajón.
El último éxito de la jornada llegó en el tartán. Adiaratou Adi Iglesias fue la más rápida en recorrer los cien metros T13 y se colgó el oro con 11.96, por delante de la azerí Lamiya Valiyeva y la estadounidense Kym Crosby. El balance de Río 2016 está a tiro de cinco metales.
Su vida fue una huida hacia delante. La necesidad le empujó a avanzar. Y así, Adiaratou Iglesias (Mali, 22 años) fue la más rápida en recorrer los cien metros T13 en Tokio 2020 y se colgó el oro con un tiempazo de 11.96, por delante de la azerí Valiyeva y de la estadounidense Crosby.
El Mundial de Dubái en 2019 supuso su despegue. Adi consiguió dos platas en 100 y 200 metros T12 y presentó su candidatura a reina de la velocidad. Ayer se hizo con la corona. Un triunfo que va más allá de lo deportivo, porque su vida ha estado plagada de obstáculos. Nació en Bamako y allí su albinismo le ponía directamente en el punto de mira. La cultura y la superstición relacionan el albinismo con la mala suerte, y puede terminar con la amputación de miembros a quienes lo padecen. Eso sirve de amuleto. Por precaución, su familia la envió a España.
Otra vida se abría, aunque no fue la esperada. Acabó en un centro de menores y gracias a su madre adoptiva, Lina Iglesias, comenzó a hacer atletismo. Su evolución deportiva fue acompañada de la personal. Se quitó inseguridades. Ahora se siente libre y poderosa, corre como el viento sin miedo y con corona.