AS (Andalucia)

Bruno define, Cristiano sigue

Portugal saca el billete para octavos ● Uruguay está obligada a vencer a Ghana ● La FIFA rectifica en el primer gol y deja al delantero sin otro récord

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Portugal estará en los octavos de final y, salvo resultados inesperado­s, lo hará como primera de grupo. Dos goles de Bruno Fernandes, el primero concedido de primeras a Cristiano (con rectificac­ión posterior de la FIFA), y el segundo de penaltito, dejan contra las cuerdas a Uruguay, una selección cuyo relato en Qatar está cerca de ser el epitafio de una de sus generacion­es más gloriosas. Cavani, Diego Alonso, Godín, Cáceres y Muslera están obligados a ganarle a Ghana para no decirle “gracias y hasta siempre” a los Mundiales.

El partido hasta el descanso solo tuvo detalles de reels de Instagram: un rifirrafe entre Giménez y João Félix, una asistencia con el pecho de Cristiano y un jugadón de Bentancur, que Diogo Costa dejó en nada tras dejar sentados el uruguayo a Carvalho y Rúbén Dias. Los demás minutos transcurri­eron entre un dominio inicial de Portugal, con muchos pases y poco fuste, y un posterior poderío uruguayo, con más empuje que talento. Lo mejor es que el partido estaba vivo, lo peor fue la lesión de Nuno Mendes. Sus lágrimas al retirarse eran de adiós al Mundial.

Precisamen­te el lateral había sido una de las tres novedades que presentó Fernando Santos en su alineación. Las otras fueron Carvalho y Pepe, que a sus 39 años se estrenaba en su cuarto Mundial. Santos había avisado que echaría mano de su “monstruo” para ocupar la vacante del lesionado Danilo y Diego Santos optó por un fantasma para compensar ese duelo emocional. Edinson Cavani, el héroe de Uruguay en el último enfrentami­ento contra Portugal, autor de los dos goles que apeó a Cristiano y compañía del Mundial de Rusia, sería la pareja de Darwin Núñez en lugar de Luis Suárez. Ni el veterano ni el nóvel rascaron bola esta vez.

Diego Alonso sabía que una derrota le complicaba la existencia y también que Santos tenía más calidad en sus filas. De ahí que cambiara el sistema con el que jugó contra Corea y puso línea de tres centrales. Entre su planteamie­nto y la mordiente de los suyos, que soltaban patadas como quien caza moscas, Portugal se fue diluyendo en el partido cual azucarillo, con Bernardo Silva impreciso y João Félix y Bruno Fernandes maniatados.

El problema de Uruguay es que su mejor jugador, el Pajarito Valverde, es otro al que vuela por Madrid. Ni le aprovechan como Ancelotti ni tiene a Modric a su lado. Otro mal charrúa fue que se llegó al descanso cuando mejor estaban y el paso por los vestuarios le sentó mejor a los portuguese­s, que empezaron a encontrar a la vuelta a Bruno Fernandes. Y cuando el del United juega, lo hace su país.

De sus botas salió el balón que adelantó a Portugal. Su centro parecía que lo había peinado Cristiano con la sutileza de una actriz retirándos­e el flequillo, si bien, la FIFA revisó la imagen y “donde dije Cristiano, digo Bruno”. Le quitaron el gol al 7 y le dejaron así sin igualar el récord de Eusebio, que sigue siendo el máximo goleador portugués en los Mundiales. Portugal tenía el partido donde quería y, sin embargo, se complicó la vida.

Fernando Santos, por una vez, se puso torero y sacó a Leao por Neves, dejando solo en la media con músculo a Carvalho. Entre eso y que Diego Alonso sacó artillería (Pellistri, Maxi Gómez, Luis Suárez, De Arrascaeta...), Uruguay se vino arriba. El asedio a Diogo Costa fue de quien sabe que está al borde del precipicio: la tuvo Maxi, al palo, Luis Suárez, fuera por poco, y De Arrascaeta, paradón de Costa. El empate no llegaba y Santos corrigió su desaguisad­o, dando entrada a Palhinha, Matheus y Ramos. Portugal respiró y más lo hizo cuando el colegiado, por petición del VAR, pitó penalti por manos de Giménez. Bruno, sin Cristiano, no falló.

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