AS (Andalucia)

El otro número

Martín de la Puente encabeza el ranking mundial de dobles de tenis en silla tras ganar el US Open y el Masters

- MAITE MARTÍN / EL REPORTAJE

Martín de la Puente (Vigo, 23 años) es el otro número uno. El gallego y Carlos Alcaraz cerrarán este 2022 en la cima del ranking mundial. Martín, que la alcanzó en dobles de tenis en silla, tiene muchas cosas en común con su compañero y amigo Charly. “Es un crack. Compartimo­s algunos momentos en el US Open. Teníamos las taquillas enfrente y siempre estaba ahí con una sonrisa... Luego volvimos a coincidir en la recepción de su majestad Felipe VI”, confiesa a AS el deportista paralímpic­o, que este año ha tachado varios sueños de su lista.

Roland Garros fue su primer Grand Slam y se quedó a las puertas de la final junto a Dani Caverzasch­i. Ese fue el aperitivo, después llegó el atracón de triunfos. Ganó en dobles del US Open con Nicolas Peifer en septiembre y el Masters con Gustavo Fernández en noviembre. De ahí su número uno en dobles. A nivel individual se coloca séptimo y ese ha pasado a ser su gran reto ahora. “Este año me ha ayudado a confiar en mí y a creer en lo que estoy haciendo. Sin duda, es mi mejor temporada y me servirá de empujón para la próxima”, explica el tenista, antes de desempolva­r sus recuerdos de Roland Garros, torneo al que llegó conduciend­o desde Barcelona. Quería estrenar su carné. Lució la L en el coche y en la competició­n, pero todo salió a pedir de boca: “Esa semana flipé, es como cuando un niño va a un parque de atraccione­s, que quiere estar en todos lados. Me hizo crecer”.

Martín sabe lidiar con la presión. “Es un privilegio estar ahí. Está al alcance de muy pocos. Hay que saber manejar la presión y abstraerse”, argumenta un deportista que ha tenido que salvar numerosos obstáculos. De niño quería jugar en el Celta (admira a Aspas), pero el Síndrome de Proteus le cambió los planes. Esta enfermedad rara, que provoca un crecimient­o óseo anormal, terminó con la amputación de su pie izquierdo con ocho años.

Fue su hermano Antón (estudia en la Universida­d de Sacramento, California, con una beca de tenis) quien le descubrió el tenis en silla. No fue un flechazo, pero se fue enamorando poco a poco. “Íbamos a jugar al club mi hermano, mi hermana y yo. Yo lo hacía de pie con el frontón, pero mis problemas físicos fueron en aumento. De primeras, la silla me dio bastante impresión, no me esperaba semejante armatoste. La llamé transatlán­tico con ruedas. El tenis en silla me ayudó a olvidar las operacione­s, las noches de hospital... Aquello llegó como una casualidad y se ha convertido en mi vida. Nunca pensé en vivir de esto. Y cuando juego es como que desaparece la silla. Es lo mágico del deporte”, explica este niño prodigio. Con 13 años empezó a competir y a los 15 conquistó su primer título nacional. Fue número uno del ranking mundial júnior y consiguió un diploma en los Juegos de Río (con 17 años, era el más joven de su modalidad) y Tokio. París 2024 es otro de los retos que asoman. “Vamos a dar que hablar”, pronostica este estudiante de Administra­ción y Dirección de Empresas.

Los próximos Juegos pueden ser los de la igualdad. “En el tenis se está haciendo un gran trabajo. Cada vez hay más inclusión en los torneos ATP”, confirma Martín, a quien le ha costado semanas asimilar este año mágico: “Quiero llegar al número uno individual. La mejor victoria está por llegar”. El tiempo le ha dado la razón...

Alcaraz “Charly es un crack, siempre estaba ahí con una sonrisa”

Motivación “El deporte me ayudó a olvidar las operacione­s y las noches de hospital”

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Martín (a la izquierda) posa con Peifer en el US Open.

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