El Zaragoza empieza a crecer
En apenas diez días, Raúl Agné ha ‘alargado’ la plantilla y ha elegido mejor a sus futbolistas que su antecesor en el banquillo
Mejoría La plantilla del Zaragoza ya no parece ni tan corta ni tan mala Consignas El equipo ha elevado su ambición y su intención con el balón
El nuevo entrenador del Real Zaragoza le ha cambiado la cara al equipo y ha recuperado para la causa a media docena de jugadores que apenas contaban con Luis Milla. Agné no pudo ganar el sábado en Son Moix, pero la mejoría del Zaragoza en casi todos los órdenes fue indiscutible.
Al Zaragoza no le alcanzó para ganar en Son Moix, pero su mejoría en casi todos los órdenes fue indiscutible. En apenas diez días,
Agné le ha dado al equipo un aire competitivo del que carecía y, sobre todo, ha multiplicado su ambición, su orden y su intención con la pelota. Ahora el Zaragoza juega siempre para ganar, y lo hace desde la propia composición de su once titular, donde están apareciendo futbolistas que apenas contaban. Son los casos de Ratón,
Edu García o Juan Muñoz, autor el sábado en Mallorca de una vaselina antológica, pero también de Fran, Javi Ros o Barrera. Con Luis Milla, o no jugaban o si lo hacían era fuera de sitio.
El técnico turolense, a la que se le cayó su plan inicial y ya no tuvo soluciones, hizo circular rápidamente la especie de que su plantilla era muy corta y que, desde luego, no estaba entre las mejores. Y también, claro, que la construcción de un bloque solvente para pelear por el ascenso iba a costar tiempo. No le faltaron entonces portavoces. Por ejemplo, aquellos que pregonaban con vehemencia que despedir a Milla en la novena o décima jornada resultaba una irresponsabilidad, argumentaban, precisamente, que le habían dado cuatro cañas o que el plantel era por salarios el undécimo de la categoría. Y sobre esa falacia se construyó toda una estrategia de defensa que se acabaron llevando por delante, como siempre sucede en el fútbol, los resultados. La única verdad es que Milla nunca creyó en estos jugadores, al menos en la mitad de ellos, y que no hizo mejores a ninguno, ni individual ni colectivamente. Su etapa en el banquillo fue una gran pérdida de tiempo y de puntos que va a costar mucho recuperar.
Llegó Agné, con su discurso directo y valiente, y se abrió un nuevo horizonte para el Zaragoza. Y como ocurre siempre con un relevo de entrenador apareció una nueva oportunidad para esa porción del plantel que no contaba. Agné se ha dejado de cuentos tácticos y de excusas y se ha puesto a liderar desde el principio a su vestuario, repitiéndoles una y mil veces a sus futbolistas que son mejores de lo que parece y que pueden ganar a cualquiera. Esa era una primera terapia de choque, absolutamente obligada. El de Mequinenza es un tipo de carácter fuerte y que habla claro, y eso le ha facilitado las cosas. Pero en el fútbol nadie mejora a un equipo derrumbado con cuatro consignas y dos voces enérgicas. Lo primero y principal es tener las ideas claras, trabajarlas durante la semana y elegir después a los mejores y ponerlos donde más pueden rendir en beneficio del grupo. Y eso es lo que fundamentalmente se ha puesto a hacer Agné.
El Zaragoza, muy mejorado por Ratón en la portería, Fran y José Enrique en los laterales, la vuelta de Cani y la apuesta por los dos delanteros, tiene todavía bastante que corregir –su pareja de centrales uruguayos no acaba de dar seguridad-, pero ya se ve la mano de su entrenador. No pudo ganar en Mallorca, y desperdició hasta dos ventajas en el marcador, pero jugó siempre para ganar, algo que no había hecho hasta ahora fuera de casa. Ahora el Zaragoza no parece tan malo ni su plantilla tan corta. Raúl Agné está todavía en fase de observación, pero parece que ha dado con la tecla y que el camino es el correcto. El Real Zaragoza está empezando a crecer.