Un sólido Alcorcón baja de la ola al Real Zaragoza
El equipo aragonés no supo nunca meterle mano al partido
El Alcorcón bajo de la ola al Real Zaragoza y se llevó la victoria de La Romareda con toda justicia. Al equipo aragonés, atascado y falto de frescura, se le atragantó su rival de principio a fin y completó todo un ejercicio de impotencia colectiva. El Alcorcón, hay que decirlo claro, dominó todos los registros del partido y dejó al Zaragoza sin respuestas. Sólo Aleix Febas, un oasis en el desierto, dio la cara por pura inspiración individual ante el repaso táctico de Julio Velázquez.
Natxo González mantuvo a Ratón en la portería y dio entrada en el once a Oyarzun, un extremo puro para percutir por la banda izquierda contra el muro del Alcorcón, que llegó a La Romareda sin haber encajado un gol en este inicio del campeonato. Pero el equipo de Velázquez no se encerró en su área y fue desde el principio a presionar con sus dos atacantes, Nono y Álvaro Giménez, la salida del balón del Zaragoza, que buscó siempre a Febas para construir su fútbol de ataque. Febas, activísimo, intentó dar luz en todas las acciones, pero el Alcorcón es uno de los bloques mejor organizados de la categoría y, como se esperaba, el partido resultó para el Real Zaragoza incómodo, de mucho desgaste y pocos espacios.
El Alcorcón, decíamos, no dejó de atosigar la salida de balón de los centrales del Zaragoza, especialmente de Grippo, y estuvo a punto de sacar partido a los 20 minutos, cuando el suizo se enredó de mala manera ante Nono y el posterior disparo del delantero alfarero salió rozando el poste izquierdo de Ratón. La ocasión fue inmejorable.
En esta primera parte todo el peligro del Zaragoza lo llevaron las conducciones verticales de Febas, al que la zaga del Alcorcón sólo pudo frenar a base de faltas de tarjeta, pero ni Oyarzun ni Eguaras sacaron partido de hasta tres tiros libres en la frontal del área.
El Alcorcón tuvo más acierto y se adelantó en el marcador en el minuto 38 por medio de Alvaro Peña, tras una gran maniobra de distracción de Álvaro Giménez y ante la poca contundencia de Verdasca y Grippo, en tarde fatal, y la salida tímida de Ratón. El 0-1 le sentó al Zaragoza como un tiro y le puso ya el partido muy cuesta arriba en los últimos minutos de la primera mitad.
Febas, en el papel de llanero solitario, volvió a tirar del Zaragoza tras el descanso, pero el Alcorcón recurrió sin contemplaciones a las tarjetas para frenar sus arrancadas, y el equipo aragonés siguió sin encontrar soluciones colectivas para descoser el orden táctico del Alcorcón.
Natxo González buscó mayor creatividad con la entrada del suizo Buff, pero el Alcorcón siguió manejando el partido y cortocircuitando al Zaragoza de arriba abajo. Baste decir que el goleador Borja Iglesias, desesperado, no remató una sola vez a portería. No le llegó un solo balón.
A un cuarto de hora del final, el Zaragoza se jugó el todo por el todo dando entrada al georgiano Papu por un superadísimo Javi Ros, pero todo siguió en un quiero y no puedo.
Buff estrelló una falta en el larguero en el minuto 80, en la oportunidad más clara del Zaragoza en todo el partido, pero el Alcorcón, maduro y trabajadísimo tácticamente, ya no concedió nada más ante la desesperación e impotencia de La Romareda.