AS (Aragon)

“Si dominas el centro del tablero o del campo, tienes mucho ganado...”

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Quique Setién se deshace en elogios para Joaquín cuando le preguntamo­s sobre el papel que tiene en su Betis el del Puerto de Santamaría: “Yo sé que su figura transciend­e al fútbol, pero él vive muy centrado en el día a día, asume totalmente la responsabi­lidad que tiene. Creo que es un capitán extraordin­ario porque trabaja como el primero y porque es un ejemplo para todos los demás. Desde luego, a mí me ha llamado la atención, no esperaba tanto de este futbolista. Lleva el brazalete y se lo gana, no se lo han regalado. Es, realmente, un capitán extraordin­ario”. siga jugando así, con esos futbolista­s, yo creo que todos tenemos claro el modelo. La prueba está en el mismo Madrid.

—¿Sí?

—Yo tengo muchos amigos madridista­s que me decían: “¡El Barça, pero qué aburrimien­to con la pelota de un lado a otro!”. Y ahora resulta que con Modric, Kroos, Isco y demás, ya se empiezan a asociar, a tener posesiones larguísima­s… Y ahora, mis amigos están encantados de cómo juega el Madrid. Y eso es, justo, lo que queremos hacer todos. ¡Pero todos!

—¿Qué técnicos tuvo usted?

—Los dos que más me marcaron fueron

Luis Aragonés, que me inyectó dosis de adrenalina en vena para enseñarme a competir de verdad a un nivel al que yo no estaba acostumbra­do. Y en mi segunda etapa en el Racing, Paquito. Fue un hombre que me cambió, me enseñó a amar el fútbol, a verlo desde otra perspectiv­a, ya casi más como técnico.

—Buena, pero a veces un poco tensa. Cuando llegué al Atlético era un jugador, no voy a decir que acomodado, porque a mí me encanta el fútbol, pero diré que nadie me había exprimido como lo hizo él.

—¿Acaso le llegó a coger de la pechera?

—No de la pechera, pero me llegó a clavar el dedo índice en el pecho varias veces (risas).

—¿No tenía fama usted de ser un poco fiestero?

—Que va, que va…

—En serio.

—Yo vivía para el fútbol. Alguna vez salimos, como todos, pero yo nunca bebí ni era un hombre de llamar la atención en ese sentido. Eso son habladuría­s...

—¿De dónde le viene la pasión por el ajedrez?

—De muy pequeño. Me enseñó mi padre, luego entré en un club… Me enganché, en algunas épocas estudiaba mucho, iba a torneos internacio­nales… Pero enseguida me di cuenta de que tenía grandes limitacion­es.

—¿Es cierto que llegó a jugar con Kaspárov?

—Y con Kárpov, en partidas simultanea­s de estas que se ponen a jugar con 30. Fue una experienci­a extraordin­aria. Con Kaspárov luego fuimos a jugar al fútbol en Coslada, estando yo en el Atlético.

—¿Con quién juega ahora?

—Con el presidente, con el preparador de porteros, que también le gusta… O cuando hay tiempo, en internet.

—¿Y de futbolista no le miraban como a un bicho raro?

—A algunos técnicos no les parecía bien que enganchara a los compañeros (risas). Pero con Lopetegui, García Pitarch, Linde y Poyatos, hacíamos simultánea­s y jugábamos todos en mi casa cuando estábamos en el Logroñés.

—¿Tiene el ajedrez aplicación real al fútbol?

—No sé si tiene una transferen­cia real, pero a mí me ha aportado muchas cosas: la capacidad que tengo para no ser impulsivo, para reflexiona­r, para analizar las cosas con cierto detenimien­to, para ver las piezas en el tablero no como están ahora, sino como estarán en un par de movimiento­s...

—¿Y la táctica?

—Pues tiene cierta similitud por el objetivo de dominar el centro del tablero, el controlar desde ahí todo lo que pasa a tu alrededor. Quien domina el centro del tablero o del campo, tiene muchas más posibilida­des de ganar. Llegas arriba con más claridad.

—¿Qué aspiración tiene como entrenador?

—La de que mis equipos jueguen bien al fútbol. Y de que podamos disfrutar de jugadas como la de Villarreal o la del Bernabéu. Ser feliz, disfrutar del fútbol aunque sé lo que es esto. No soy ambicioso ni por ir a un grande ni por ganar más dinero.

“NO ESPERABA TANTO DE JOAQUÍN”

Ajedrez

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—¿Cómo era su relación con Luis Aragonés?

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