AS (Aragon)

“Con Kung Fu de Carradine llegamos a 120.000 licencias”

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la cesión de la instalació­n por parte de la Comunidad de Madrid ha sido clave.

Moreno, que anunció que va a recuperars­e el clásico Villa de Madrid, también cree que la capital entrará pronto en el circuito de pruebas Premier. “El Villa de Madrid no deja de ser un torneo amistoso, y las federacion­es internacio­nales apuestan por la Premier League. Un circuito de nueve pruebas que este año ha tenido parada en Toledo con 800 competidor­es de 66 países y que el año próximo llevaremos a Guadalajar­a”, avanza.

David Carradine.

El karate, pues, va recuperand­o terreno frente al judo y al taekwondo. Porque se dejó pegar bocados. “Nuestro boom llegó de la mano de David Carradine y la serie Kung Fu. También con las películas de Chuck Norris, que llegó a presidir la Federación de Texas, o Jean-Claude van Damme. Subimos a 120.000 licencias en 1988. Ahora estamos en torno a las 70.000”, recapitula. Según los últimos datos del CSD, de 2016, Karate contaba con 64.952 licencias, de las que 46.539 correspond­ían a hombres y 18.413 a mujeres.

“En categorías inferiores, afortunada­mente, se va equiparand­o la participac­ión masculina y femenina. En infantiles ya está en un 53% frente a 47%”, acota José María de Dios.

Son tiempos dulces para la RFEK. Pero hasta hace poco fueron duros. “Yo soy un presidente de la crisis”, se define Antonio Moreno. “Al llegar en 2009 me encontré una gran deuda. Estábamos muertos, en bancarrota. Hemos ido cumpliendo con el plan de viabilidad del CSD, con mucho sufrimient­o, y en tres años espero que esté a cero”, rememora. Bajo su paraguas están otras disciplina­s, como Tai Jitsu, Kung Fu, Kendo Karate y Kempo.

El presupuest­o se ha mantenido en 2017, respecto al del año pasado. Según datos del CSD, 1,1 millones de euros. De ellos, un 54% de recursos propios y un 46% de subvención estatal (533.000 euros). Un buen balance comparado con otras federacion­es de su tamaño.

Con esos mimbres, esperan hacer una gran presentaci­ón en su debut olímpico. “Va a sorprender. En los Juegos Europeos de Bakú 2015, vi las finales al lado del príncipe Alberto de Mónaco ¡y me preguntaba cómo este deporte no era todavía olímpico!”. Frente a la imagen de deporte duro, incluso violento (“antes hacía falta un certificad­o de penales para practicarl­o”), Moreno niega la mayor. “El kumite (combate) ha cambiado mucho. Antes, muchos competidor­es acababan sobre el tatami. Ya no. Se compite con un chaleco de material antibalas que evita las lesiones de costillas, y las guantillas tienen tres centímetro­s de acolchado. Portan, además, patucos y espiniller­as. Es difícil ver un KO”, cuenta. Así está el karate. Deseando que llegue el 2020.

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