La ‘ranita’ que vive su segunda juventud y sueña con Tokio 2020
■ “¿Cuántos años tendrías en
Tokio, Jess (así le llaman familiarmente)?”. “Mejor no decirlo, madre mía”, suelta bromeando, eludiendo la pregunta. La respuesta es 31. Pero la historia de esta barcelonesa licenciada en Biomedicina siempre ha transcurrido al revés, la Benjamin Button del agua. Hasta los 24 años se tomó la natación como hobby, priorizando sus estudios. Luego, después de ver en la televisión las medallas de Mireia Belmonte
y las finales en los Juegos de
Londres, le dijo a su entrenador: “Yo quiero vivir eso”. Y se puso manos a la obra, con su inseparable técnico, Jordi Jou, en el CN Sant Andreu.
Madrugón para entrenarse, trabajo en el Hospital del Mar, sesión de tarde en el club y, algunas noches de 2014, cuidando de su marido (se casó ese año), que estuvo ingresado durante unos meses.
Pero, solucionados los problemas, Vall es un ejemplo de tenacidad. Bronce mundial en 2015, una medalla europea en 2016, experiencia olímpica en Río... Y nuevos retos. Al trabajo con el biomecánico Andreu Roig se unió la ayuda psicológica para afrontar las competiciones. Las dos finales en Budapest y ahora otro podio internacional. Vall va mejorando sus marcas, va superando sus límites. Y ahora la ranita es un espejo para las que empiezan.