Etapa de transición en el Tour de Francia, la más larga con 231 km Críticas por la duración de casi seis horas y un nuevo ganador
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La séptima etapa del Tour fue una de las más discutidas por los equipos por la longitud y duración. Dicho y hecho. Una etapa de transición en el más estricto sentido de la palabra. Apenas dos conatos de escapadas que fueron cazadas por el pelotón sin despeinarse. El único ingrediente que puso picante fue el viento, que posibilitó nuevos abanicos. Solo el irlandés Dan Martin se vio perjudicado por ello, pero finalmente salvó la etapa. El resto de favoritos, con el piloto automático esperando a la etapa del pavés de mañana. Tras cazar a 37 kilómetros de meta a Laurent Pichon, el pelotón se lo tomó con mucha calma. En el sprint, se impuso el holandés Dylan Groenewegen. Uno de los líderes de la ‘nueva generación de sprinters’ junto a Fernando Gaviria o Sonny Colbrelli, y que suceden a Mark Cavendish, Marcel Kittel o Andre Greipel, de momento, lejos de las victorias. El triunfo del holandés no sorprende, lo sorprendente es la suficiencia con la que se impuso a Gaviria y Peter Sagan.
En clave española, la guerra soterrada sigue instalada en las filas del Movistar, iniciada tras las declaraciones de José Luis Arrieta en el inicio de semana en las que reconocía que Nairo Quintana era el líder. El director las desmintió y volvió al discurso de los tres líderes. La carretera dictará sentencia, pero a Mikel Landa se le ve fuerte y con capacidad para liderar. Mañana puede ser el primer día clave. Hoy se presenta un nuevo recorrido con un guión parecido. El viento o el horario, condicionado por el Mundial de fútbol, pueden ser los dos únicos factores que podrían alterar el devenir de la etapa.