Doctor Villanueva
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Radiografía de una pasión. ¿El Real Zaragoza fue una pasión o una obligación profesional?
—Primero, claro, fue una obligación profesional, pero al poco tiempo ya se convirtió en una pasión, en una gran pasión.
—Treinta y tres años de médico del Zaragoza en 286 páginas. ¿Le ha dado para contar todo? ¿Cuántas cosas se ha guardado, Doctor?
—Naturalmente, no he contado todo, porque hay muchas cosas que no se pueden contar, pero todo lo importante está en el libro. Hay cosas que afectan a personas fallecidas o situaciones muy comprometidas para el club que no se deben contar por responsabilidad. Mi intención con este libro de memorias ha sido no hacer daño a nadie.
—Doce presidentes, 22 entrenadores, 326 jugadores, directivos, secretarios técnicos, masajistas, utilleros, periodistas… ¿Quién le marcó más en estas tres décadas?
—Sin duda, Andrés Magallón, el histórico masajista del Zaragoza. Un sabio. Andrés me enseñó todas las artimañas y secretos del fútbol y de los futbolistas. Era muy listo.
—¿De quién aprendió más?
—Aprendí de muchos profesionales de la Medicina. En esos 32 años estuve en contacto con los mejores especialistas de traumatología y de medicina deportiva del mundo: Pedro Guillén, el alemán Schneider, el holandés Marty, el italiano Fulanello… Estuve en los quirófanos con ellos y aprendí muchísimo. Un médico de un equipo de fútbol no puede saber de todo, pero sí tiene que tener el teléfono de los mejores especialistas. Yo no sé de todo, pero los mejores me atendían inmediatamente. Yo siempre llevé a los jugadores del Zaragoza a los mejores especialistas del mundo.
—Dígame un momento que nunca podrá olvidar.
—Cuando ganamos la Copa de 1986 contra el Barcelona. Parecía que íbamos al matadero y volvimos como campeones. Ese partido y la celebración posterior en Madrid jamás las olvidaré. También, claro, está la final de la Recopa en París, con el gol de Nayim en el último minuto de la prórroga, pero la Copa de 1986 fue el primer trofeo que ganó el Zaragoza estando yo de médico y jamás lo olvidaré.
—¿Y el recuerdo más amargo de estos 32 años?
—-Los dos descensos a Segunda División, sobre todo el de Villarreal en 2002. Eso es lo más doloroso. Ver al Zaragoza en Segunda me da una rabia tremenda. —¿De qué satisfecho?
—De haber cumplido siempre con mi obligación. Y de dedicarle casi 24 horas al día al Real Zaragoza.
—¿Cuántos amigos le dejó el fútbol?
—Bastantes amigos y muchísimos conocidos.
—¿Tres años después de su salida del club, sigue pendiente de la actualidad del Zaragoza?
—Sí, Y sufro mucho más que antes, hasta el punto de que apenas voy a La Romareda. Tengo mi abono con mis hijos y mis nietos, pero me da miedo que me dé un infarto. No soporto ver al Zaragoza en Segunda División.
—¿El equipo aún está tiempo de todo?
—Sí, claro que sí. Fui el día del Tenerife y me dio una gran alegría ver a tantísima gente en La Romareda. Y con esta afición es imposible que no salgan bien las cosas. Este consejo de administración tiene la gran responsabilidad de no poder defraudar a esta gran afición. se siente más
Yo siempre llevé a los jugadores del Zaragoza a los mejores especialistas"