AS (Aragon)

“UN DEPORTE COMO EL NUESTRO, EN EL SPOT DE FREIXENET...”

-

Cuando Gemma Mengual empezó en la sincroniza­da, en el

Natación Kallipolli­s,

“apenas había 30, 40 clubes” en toda España. 35 años después, “igual hay 200”. La Wikipedia a ella la llama “bandera” de este deporte. Hubo un antes y un después, el Mundial de Natación en Barcelona 2003. “Por la calle, los coches me pitaban. Piiiiiiii.“Menguaaal”. Pero lo viví con tranquilid­ad: “No te flipes, —Fui desde siempre. Desde que empecé a salir a internacio­nal.

—¿Recuerda su primer viaje?

—Con 8, 9 años, un campeonato de España en Vigo. Me pasaron mil cosas. Yo era muy despistada y lo recuerdo traumático

(ríe). Perdía las gafas, nos íbamos a hacer el moño y yo, como era muy tímida, me quedaba esperando a que me lo hicieran, llegaba a la piscina sin él... Y bronca. Luego perdí el autocar. Fui al lavabo y no me esperaron. Y al llegar... Bronca. Espabilé, eh...

—Anna decía que usted emocionaba en el agua.

—Yo no nadaba pensando, nadaba sintiendo, sólo sintiendo.

—Sus compañeras la decían ‘Estrellita’, de Estrellita Castro.

—Era la guasa. Por ser la solista. La Tarrés decía: “Venga, Estrellita”. Y no me hacía ninguna gracia, eh. Pero, mira, tengo amigas que me guardan así en el móvil: “Estrellita Mengual” (ríe).

—¿Sí?

—(Ríe) Sí. O me decían: “Mengual sigue igual” (ríe). De cachondeo, cariñoso. Porque, claro, íbamos por la calle y me reconocían: “Es que vamos con la Mengual sigue igual” (ríe). “Qué

cabr...”. “Pero tía, te conoce todo el mundo”. Se hacía raro. “Tía, que venimos de la sincro”.

—Sydney 2000 fueron sus primeros Juegos.

—Fui con Paola (Tirados) al dúo. Recuerdo vivirlo, guau, la Villa..., muy, muy intenso. En los otros ya no fue igual. Relativiza­s.

—¿Anécdotas?

—Estar desayunand­o, mirar a la izquierda: “Phelps...”. Al lado, con cuatro hamburgues­as. O, recuerdo, con Rafa Nadal: iba por ahí y, de repente, todo el mundo, rarara, giraba la cabeza (ríe).

—¿De Atenas aún duele el cuarto puesto?

—En el momento sí. Pero creo que fuimos al límite en todo. El dúo estaba con pinzas, las coreos. Y como entrenábam­os mucho para que eso saliera lo mejor posible, llegamos pasadas de forma. Yo, muy delgada, resfriada. El cuarto puesto pudo ser un tercero, sí, pero llegando así, la sincro como es, unos Juegos...

—¿Pensó que se retiraría sin medalla olímpica?

—Tras Atenas, viendo la progresión, pensé: “Este es nuestro que no es para tanto”. 2008, tras las dos platas en los Juegos de Pekín (dúo y equipo), “ya no se me reconocía sólo a ciclo, hasta Pekín”. Aguanté por eso. Todas. Lo veíamos claro.

—Y en Pekín, dos platas.

—En el dúo estuvimos muy cerca de Rusia. Sufrieron mucho.

—¿Qué sintió?

—Saliendo de la escalera le dije a Andrea (Fuentes): “Nena, está”. Y al ver las puntuacion­es: “¡La tenemos!”. Sabíamos que nunca había pasado.

—Fue dúo con Irina, Paola, Andrea y Ona (Carbonell). ¿Qué le dio cada una?

—Todas algo diferente. Irina fue mi compañera de siempre, crecimos juntas. Yo era muy elástica, ella no. Con Paola surgió la parte más artística; ella más responsabl­e, yo, más loca y pasional. Andrea es Aries como yo, nos parecíamos. Aprendí de su nunca un no. Y Ona tenía la energía de la juventud, yo de la madurez.

—Compitió en Río tras estar retirada cinco años, dos hijos...

—El otro día alguien me dijo: “Parece que has puesto de moda retirarse y volver tras ser mamá”. Muchas lo están haciendo. Yo tuve dos, era bastante mayor y llevaba cinco años parada. Ahora, durísimo hacerlo.

—¿Cómo fue el trabajo? ¿El cuerpo?

—Ana Montero me hizo entrenamie­ntos progresivo­s, poco a poco. Y en cinco meses me puse, eh

(ríe). El cuerpo tiene memoria, es cierto.

—¿Cómo fue volver a la piscina en Río?

—Pensé: “¡Quién me mandaba a mí!”.

—¿Sí?

—Hubo momentos en los que me dio palo, que decía:

“Ahhh”. Pasar por eso. La competició­n, los nervios. Pero estaba para tirarme con Ona y oí a Joe, mi hijo, “¡Mamááá!”. “Esto no tiene precio, que me vean mis hijos, da igual el resultado”.

—Cuando le llamó Ana Montero para ofrecérsel­o tenía un mojito en la mano...

—Sí. Estaba en la playa, mis hijos, otras parejas y, pum, la bomba. Me removió. “No seas descerebra­da, piensa”, me dije. Tres días. “Anita que sí”. Y llorando las dos. “¡Estoy locaaa!”. En dos semanas estaba entrenando.

Tarrés “Tengo relación. Nos formamos en esto. Eso nos unirá siempre”

mí, era a todo el equipo”. Fueron la imagen del anuncio de Freixenet, aquella Navidad.Y sintieron algo: “Hemos tenido transcende­ncia social, un deporte como el nuestro, en este anuncio”. “Mi hijo Nil (2010) lo ha visto”, dice. Con Joe, más pequeño (2013), sigue alucinando con algo: ver la cara de su madre en las cajas de cereales Nestlé (de los que era imagen), en la casa de la abuela. —Cuando se retiró para ser mamá en 2012 al volver al equipo, un año más tarde, notó que algo había cambiado.

—Sí, en la dinámica, en Anna...

—¿Por qué?

—Creo que a Anna le costaba encajarme. Y yo me di cuenta, lo noté. No hubo sintonía entre ella y yo. Tampoco esperaba una alfombra roja. Sí tacto: “Ves aquí, ves haciendo”. No. Fue: “Métete en el grupo y adáptate”. Muy chocante. Duré cinco meses.

—¿Tiene relación con ella hoy?

—Sí. De respeto. Nos formamos juntas en esto. Y eso es algo que nos une y unirá siempre.

—¿Cómo vivió usted la carta de las quince nadadoras denunciánd­ola?

—Como que había chicas con sus razones y el derecho a decir qué pensaban. La gente ha de saber cuándo se equivoca. Y duele, pero hay que asumirlo. Ella cuando quiere también lo hace. O yo, que me he quemado en un momento y he dicho algo, aunque luego me arrepintie­ra.

—Como tras sus críticas cuando su Ucrania se clasificó para Río y el equipo de España no.

—Sí. Ese día me tocó la fibra. Mira que yo no suelo pronunciar­me. Pero hubo cosas en sus palabras que me removieron. Venía de la decepción, esas niñas sin su sueño y oír qué cosas… Le di al tarro las doce horas de viaje. “¿Pero cómo puede haber dicho esto? ¿Cómo se puede ser tan tal a veces?”. Me calenté.

—¿Cómo está la sincro ahora? Usted en la parte técnica.

—Tenemos una entrenador­a muy metódica, que sabe llevar al equipo. Lo está haciendo bien. Poco a poco se está viendo. Se comentó en el Europeo, a ver el Mundial. Yo cuando voy intento aportar. La sincro ha sido mi vida y es mi pasión. Pueden contar conmigo para lo que necesiten.

—¿Lleva la cuenta de sus medallas? ¿Dónde las guarda?

—No llevo la cuenta. Las tengo en cajas de zapatos, en un altillo. Me quedo los momentos.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain