El futuro es el de siempre
Diez minutos en que el Barça se pareció al equipo que tantas veces ha pisado con éxito los campos y ochenta minutos en que el Barça conjugó sus fantasmas en oraciones inoperantes. Una mala novela este partido francés. No hubo sino remates, veinticinco según contaron en
Carrusel. En la inoperancia final tuvo mucho que ver Lopes, el portero del Lyon. Pero ya se sabe que si no hay berbiquí la madera se queda virgen. En el otro lado Ter Stegen fue el milagro. Quedó
Messi como el mejor de la delantera. Un clásico en tiempo de sequía.