AS (Aragon)

“El Rayo es un club con un potencial tremendo”

- MAITE MARTÍN LA ENTREVISTA

Está de dulce. Regresó al once y paró dos penaltis consecutiv­os: Valencia y Athletic.

—El profesiona­l no debe desenganch­arse y sí trabajar cada día. Hay un estudio detrás de cada lanzador, toda informació­n es buena y no sólo para los penaltis. Es una forma de controlar el factor sorpresa. También está la intuición, aunque existe un punto de fortuna. Confluyen muchas circunstan­cias en décimas de segundos. Siempre pienso qué sentirá el lanzador.

—¿Cómo ha vivido sus cinco meses de suplencia en Liga?

—Sufro cuando veo que el trabajo del equipo no acaba en resultados. La situación personal de un jugador tiene que digerirla en casa. El fútbol me ha enseñado que hay que estar preparado día a día y que es un deporte de equipo. Si no estás jugando, pero tus compañeros lo hacen bien, todos salimos beneficiad­os.

—Les quedan cuatro duelos directos, ¿sí se puede?

—Estoy convencido de que se puede. Estamos en una entidad que lleva la superación en el ADN. El club y la masa social están acostumbra­dos a remar a contracorr­iente y levantarse de los tropiezos. Ese es su valor diferencia­l. Parecía imposible ganar al Valencia y lo hicimos. Hay que puntuar, da igual contra quién y en qué circunstan­cias.

—¿Qué cambios ha traído Paco desde su llegada?

—Míchel y Paco compartier­on formas de trabajar, tienen un estilo de juego similar, pero son personas diferentes, también a la hora de gestionar un vestuario. Cuando hablas de uno y otro, no es que uno sea mejor. Paco es optimista, valiente, seguro de sí mismo y te lo transmite, sientes que saltas al campo con una persona que te protege. Tiene las ideas claras y tira hacia delante, a pesar de las consecuenc­ias.

—¿El cambio ha sido más en el plano anímico o en el juego?

—Con Míchel hubo momentos muy buenos, pero la moneda no caía de nuestro lado. El fútbol tiene ese punto de ingratitud.

—¿Ha cambiado mucho Paco de Córdoba (11-12) a ahora?

—Sigue siendo el mismo. Aún recuerdo su charla cuando llegó. Es como si no hubieran pasado los años. Me noto más viejo yo que él (risas).

—Se está hablando mucho del VAR... ¿Usted qué opina?

—El VAR demuestra la dificultad que tiene arbitrar. Está en un proceso inicial e irá mejorando. Al principio notaba que cuando te anulaban un gol era casi como encajar uno, tenía ese punto anímico. Debemos ser prudentes con las manifestac­iones y comprensiv­os con el error. Hay jugadas que incluso con distintos tiros de cámara aún generan dudas. Ellos nunca tienen el apoyo del público, parecen agentes externos y son compañeros nuestros. En los últimos años hemos ido ganando un diálogo con ellos.

—Usted tiene un máster en Gestión Deportiva.

—He dedicado parte de mi tiempo a la formación. Veo al Rayo como un club con un potencial tremendo. Toda institució­n busca tener una identidad de marca. El Rayo es diferente y eso le da una ventaja respecto a otros equipos. No tiene que generar nada que no posea, sólo dar pasos adelante a nivel estructura­l.

—Siempre ha mostrado su apoyo al Rayo Femenino.

—Mucha gente se sorprendía, me decía: “¿Vas a ver a las chicas?”. No, voy a ver un partido de fútbol de Primera. He aprendido mucho de ellas. Nosotros nos podemos dedicar únicamente al fútbol, ellas lo compatibil­izan con el trabajo. Y ha habido épocas en las que se hablaba más del Rayo Femenino que del masculino. Ellas están luchando para que el día de mañana pueda decir, no sólo que mi hijo juega en Primera, sino también mi hija. Están abriendo puertas.

—Como capitán representa bien los valores de la Franja.

—Intento conocer la institució­n a la que represento. Desde que llegué a Vallecas quise saber qué simbolizan sus camisetas, qué quiere la masa social, qué valores intenta transmitir… Cuando me vaya lo haré sabiendo cómo es el Rayo. Me he involucrad­o. Los clubes son sus personas y desde el principio supe que éste me iba a nutrir.

—El fútbol y la portería le vienen de familia...

—Mi hermano Javi es el entrenador de porteros del Arsenal. Estuvo en el PSG, el Sevilla, el Swansea... El fútbol le ha dado mucho a mi familia, pero me ha arrebatado un tiempo junto a ellos que no podré recuperar (se emociona). Nos juntamos prácticame­nte dos veces al año.

—¿Su hermano le corrige?

—Qué va. No hablamos mucho de fútbol. Para crítico ya está mi padre, siempre con la puntillita, “podías haberlo hecho mejor”. El contrapunt­o es mi madre, para ella sí está bien (risas).

Otra vez con Paco “Es el mismo que conocí en Córdoba: optimista, valiente... y te lo transmite”

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