Un enorme Extremadura barre a un Depor sin alma
Tercer triunfo de los extremeños, que salen del pozo
Riazor presenció un duelo de noche y día. De un equipo lanzado con su juego y ganas y otro que es un alma en pena. De un lado el Deportivo, cuya caída parece no tener límites. Nueve partidos sin ganar, tres derrotas seguidas y la promoción, hace poco premio menor, que se aleja a la velocidad del rayo. Y enfrente un Extremadura que conquista otra plaza mítica, que suma su tercera victoria consecutiva y que sale del descenso gracias a su buen hacer. Y todo desde la llegada de Mosquera, un técnico que trabajaba en el club coruñés hace mes y medio. Más de uno se pregunta en A Coruña cómo se eligen los entrenadores.
La primera incógnita era saber cómo iba a gestionar el Depor la presión. La presión de llevar ocho partidos sin ganar. La presión de que todos sus rivales hubiesen ganado. Y la presión de un Extremadura que salió como en los últimos
partidos: valiente y sin complejos en busca de la salvación. Y lo hizo fatal, sin juego ni intensidad ante un rival que obtuvo el premio a su atrevimiento, al dominio del partido, en el minuto 23, en el que Olabe acabó matando en el área pequeña una larga jugada. Merecido.
Cantada.
Martí, que lejos de revolucionar al equipo lo ha empequeñecido, metió tras el descanso a Christian Santos en busca del milagro. Y los coruñeses comenzaron a llegar, con dos grandes ocasiones de Quique. Y poco después la prueba de lo que es un equipo al que no le sale nada con Moreno rematando al palo con todo a favor. Por si el ejemplo fuera poco, el 0-2 puso más claras las cosas. Remate raso lejanísimo de Pardo y tragada de época de Dani Giménez, hasta la fecha de lo mejor de los blanquiazules. En el último suspiro llegó el gol de Santos, pero ni cambió el resultado ni la dura pitada de Riazor.