Siqueira

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El Granada en ascenso.

—Hablar del Granada (sonríe)

¡es muy fácil! Me dio la oportunidad en España, pasé allí tres años increíbles. Aquí tiene un aficionado y, ojalá, vuelva a Primera. Es donde merece estar.

—Se retiró con 32. Muy joven.

—Sí, de edad lo es, muy joven. Pero la lesión que tengo no me permitía seguir jugando. He tenido tanto dolor en el tobillo, he sufrido tanto... Para llegar a un domingo, entrenar. Un año, año y medio, muchísimo. Dejé el fútbol con tranquilidad y muy consciente de que lo intenté todo para volver pero no pudo ser.

—¿Fue complicada la decisión?

—Sí. Desde que la tomé estoy tranquilo y, lo más importante, no duele el tobillo como antes.

—Pero sigue ligado al fútbol… —Sí. En Brasil con You First y Savio Bortolini. Feliz con la oportunidad, de muchísima responsabilidad, pero me veo capacitado. —Fichó por el Atleti cuando Filipe se fue al Chelsea. ¿Le llamó? ¿Se conocen de niños? —¡Qué fácil es hablar de mi Fili

(ríe)! Le conozco desde el 2000, cuando fiché por el equipo de mi ciudad, el Figueirense, en juvenil. Él estaba una categoría por encima. Creamos una amistad enorme. Cuando surgió el Atleti, claro, le llamé. Me habló maravillas. Para mí siempre ha sido un ejemplo, un ídolo. Y, lo más importante, mi amigo.

—¿Su primer balón?

—Mi padre siempre jugó al fútbol. No profesional porque en aquella época era mejor trabajar que jugar en Brasil pero estaba en equipos. Y yo me pedía ir con él. ¡Iba al cole y en la mochila llevaba un balón! ¡Quitaba libros para que entrara (ríe)!

—-Cuando regresó Filipe, usted en el Atleti le cedió su ‘3’. ¿Por? ¿Ya sabía que se iría?

—No. Fue porque yo sé que ese número siempre le gustó a Fili y a mí no me importaba cambiarlo

He tenido tanto dolor en el tobillo, he sufrido tanto para llegar al domingo, entrenar...”

por él. Sin saber si me quedaría o no. “No, Sique, quédate el 3

tú, yo busco otro”. “No, Fili, es tu número y has vuelto a tu casa”.

—-¿Cómo ve a Filipe? ¿Está jugando sus últimos partidos?

—Es el lateral que más rendimiento dio al Atleti en su historia. Si son sus últimos partidos yo no lo sé, pero sí que saldrá por la puerta grande. Lo merece.

—¿Dolió su paso por el Valencia por esa lesión?

—Sí. Lo pasé mal. En mi casa, por las tardes cuando entrenaba, que la gente no sabía. Yo siempre fui muy tranquilo, con la alegría, pero mis días eran muy difíciles. Mucho dolor, tratamiento para llegar al fin de semana. Nunca sabía cómo estaría en el 60’. La última media hora jugaba casi llorando. —-¿Cómo se lesionó?

—Fue en 2004, una fractura grave que me operé. En 11 años no tuve problema pero, en el Atleti, tras un partido de Copa, ante el Hospitalet, en césped artificial, me empezó a doler el tobillo. A la semana me hice pruebas y se veía que había un problema de cartílago importante.

—¿Afectaba en su día a día?

—Muchísimo. En Valencia, después del entreno, llegaba a mi casa y venían dos fisios a tratarme. Para reforzar el tobillo. Así era mi día a día. Entrenamiento doble para llegar de manera aceptable los fines de semana.

—¿Un resultado para hoy?

—¡Uy, difícil! Estoy muy agradecido a ambos. Quiero que hagan su mejor partido, pero en el tema deportivo un poquito más con el Atleti. Apostó por mí, me fichó cuatro años, me identifico más. Eso sí, que el Valencia gane la Copa. ¡Aquí en Brasil estaré animando!