AS (Aragon)

Bochornoso hasta el final

El Madrid alargó su abandono ● Setién deja el Betis ganando en el Camp Nou y el Bernabéu ● Bale no jugó ● Emotivo adiós de Keylor y Undiano

- LUIS NIETO

Fue un 19 de mayo, festividad de Sanseacabó, muy celebrada esta vez por el madridismo. El triste fin de una generación tetracampe­ona de Europa que se disuelve. Keylor entonó el hasta aquí hemos parado y se fue ovacionado y emocionado, como Undiano, que colgaba el silbato. Bale lo vio desde el banquillo, no se sabe si por ensañamien­to o por evitarle el castigo adicional de la pitada. Estuvieron tan mal los que se van como los que se quedan. Y la afición abroncó tan bochornoso final. El Betis, en un mal año pero con dos grandes, Lo Celso y Carvalho, dejó un registro para la historia: nunca antes ganó a domicilio a Barça y Madrid el mismo curso. Fue el legado de Setién antes de anunciarse que no seguirá.

Para la despedida mezcló Zidane a seguros, probables, posibles, improbable­s e imposibles, la rica fauna que se ha congregado en el Madrid en este limbo, muy propicio para la demoscopia sobre el porvenir de la plantilla. Jugaron de salida Keylor y Llorente, con billete de salida. Y también coincidier­on en el once Brahim y Vinicius, que juntos suman la edad de Joaquín (37) y que acaban de aterrizar del futuro. Reuniéndol­os respondió Zidane a una aclamación popular.

El Betis procuró tapar su influencia en el juego liquidando al Madrid en su campo, poniéndole un muro en la salida de la pelota, siempre

verdiblanc­a. Eso ha dejado Setién y eso le ha mantenido, más allá de los resultados finales y la inclemenci­a del Villamarín. El estilo está por encima de su cadáver. Así, un Betis pausado, masticando la jugada, fue dominando al Madrid, al que ni Llorente ni Valverde sacaron del atasco. No son jugadores de gran manejo. Pero el Betis se desmaya en cuanto huele el área y eso penaliza mucho su juego.

El Madrid, que también quiso adelantar su presión puntualmen­te, sólo tuvo filo en la izquierda, con un Marcelo más emprendedo­r que en los últimos meses y con la aceleració­n de Vinicius, rey de las sinfonías inacabadas. A su velocidad sufría el Betis, pero con una defensa de ayudas supieron cerrarle los espacios.

Hubo reparto de oportunida­des antes del descanso, sólo dos de ellas verdaderam­ente claras y en un minuto: Benzema estrelló en el palo un regalo de Francis, cuyo despeje resultó medio pase de la muerte, y una vaselina, tras control con el muslo, de Lo Celso la sacó Keylor casi sobre el larguero. El argentino reiteró ese aire de futbolista completísi­mo que ha dejado durante toda la temporada. Nacido pasador, no le ha dado la espalda al remate (16 goles) ante la carestía general del equipo. Definitiva­mente, un hallazgo.

La segunda mitad afiló el colmillo del Madrid, que apretó la salida desde atrás del Betis brevemente. El equipo siguió vencido a la izquierda, con la vista puesta en Vinicius, que rozó el gol tras un regate en un ladrillo. El disparo fue otra cosa.

Pero, en esas, al Betis le salió la jugada que buscó durante todo el partido. Le encontró Lo Celso, el jugador de la mañana, la espalda a Varane y el arranque de Guardado culminó con un centro que remató Loren a placer. Antes le había perdonado Undiano la roja a Carvajal. No quería dejar heridas en su despedida. El gol abrió el partido. El Madrid puso jugadores más curtidos, Asensio e Isco. Setién recurrió a Jesé, futbolista de gran utilidad en los espacios. El movimiento le fue mejor al Betis, con dos buenas oportunida­des de Lo Celso ante un Madrid roto y el gol del propio Jesé (pidió perdón a la grada) en gran jugada de Junior, que presentó su candidatur­a a Florentino. Y la afición pidió que en agosto vuelvan otros.

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