AS (Aragon)

El campeón del milagro en el ‘Infierno Verde’

- MANU FRANCO ■ POR JESÚS BALSEIRO

Gesto serio, o más bien seco. Gorra de ‘Novomatic’, mirada penetrante y lengua mordaz. Escupía titulares, pocos personajes de la F1 han sido más directos a la hora de transmitir un mensaje. Niki Lauda siempre lo fue, recienteme­nte como director no ejecutivo de Mercedes. Antes, como tricampeón, uno de los primeros pilotos que destacaba al volante, pero también dando instruccio­nes en el garaje.

Nació el 22 de febrero de 1949 en Viena, Austria, en una familia de empresario­s de éxito que no acogió de buen grado su afición por el automovili­smo. No importó: su determinac­ión y aparente facilidad para encontrar financiaci­ón le llevó a la F2 y la F1. Debutó en 1971 con March en un año repletó de abandonos y puestos discretos que no mejoraron en 1973, cuando llegó a BRM también como piloto de pago.

Allí coincidió con Clay Regazzoni, quien se lo recomendó a

Ferrari. El 28 de abril de 1974, en una carrera limitada a dos horas por la lluvia, consiguió su primera victoria en el GP de España en el Jarama. Y en 1975, su primer título con la Scuderia.

Lauda, disciplina­do, perfeccion­ista y obsesionad­o con las carreras las 24 horas del día, coincidió con su antagonist­a, el británico James Hunt, quien quiso vivir tan rápido como pilotaba. En 1976 su tensa rivalidad llevó a ambos a cometer riesgos en la pista. Uno de ellos supuso un episodio único, quizás el accidente más famoso de la historia, con un desenlace inesperado. Milagroso.

Alemania 1976. A las dos vueltas de comenzar la carrera en un encharcado Nurburgrin­g, Lauda perdió el control del Ferrari, rebotó en un guardarraí­l y regresó al asfalto convertido en una bola de fuego. coma y llegó a recibir la extremaunc­ión, pero apenas un mes después volvió a subirse al Ferrari. Perdió aquel Mundial, el accidente le dejó cicatrices en el rostro con las que vivió siempre. Pero volvió del ‘Infierno Verde’ con el respeto de la F1. Un año después, en 1976, ganó su segundo Mundial.

Tras dos años en Brabham,

fichó en 1982 por la McLaren de Ron Dennis. Ayudó a sentar las bases de la segunda era triunfal de la escudería de Woking y ganó dos carreras, aunque durante dos años los abandonos fueron lo habitual. Se adjudicó el título en 1984 con medio punto de ventaja sobre Prost. Un año después se retiró con 171 carreras, 25 victorias, 24 poles y 54 podios. Pero ha seguido vinculado al Mundial como comentaris­ta, jefe de equipo y una de las caras visibles de Mercedes, además de su accionista.

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IRREPETIBL­E. Con Hunt, Prost, Hamilton, uno de sus trofeos, subido a un F1 recienteme­nte... La vida de Lauda dejó imágenes para la historia.
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