La reunión de París acaba en nada
La entrevista entre los representantes del Barça y del PSG sirvió únicamente para constatar la distancia que hay entre ambas entidades. Mientras tanto, Neymar toma el sol en Portugal
Mientras Neymar tomaba el sol con sus amigotes en las playas del sur de Portugal, en París las delegaciones del Barcelona y del París Saint-Germain representaban el primer acto de las negociaciones para traer al brasileño de vuelta al Camp Nou. Unas negociaciones que acabaron en nada y que sirvieron únicamente para constatar la enorme diferencia que existe entre dos instituciones que no pueden ni verse. A Neymar, por cierto, no se le veía demasiado preocupado. El lunes asistió al concierto de la cantante brasileña Paula Fernandes, con la que cantó (o algo así) a dúo, y el martes se fue a la playa.
Por parte del Barcelona viajaron a París el directivo del área deportiva Javier Bordas (que ha ganado peso en el organigrama tras la dimisión de Jordi Mestre como vicepresidente deportivo) y el secretario técnico Éric Abidal. Allí les esperaba André Cury, el intermediario de confianza de la familia que trabajó con el Barça para llevar al jugador del Santos al Camp Nou y que se lo llevó después al PSG. Ahora trata de rehacer el camino y por eso no pudo ir a la playa a Portugal. Tuvo que quedarse en París. Al mediodía, Leonardo Araújo, director deportivo del PSG, recibió a la expedición del Barcelona, con la que estuvo reunido unas cuatro horas. Al final de la reunión, calificada como “afable” por los participantes, lo único que quedó claro es que el acuerdo está lejos. Pero al menos, el Barça realizó un movimiento táctico que le da ventaja respecto al Madrid. A París fue una delegación de segundo orden (no viajó ni el presidente Bartomeu ni el CEO Òscar
Grau) para marcar territorio y escenificar la pole position en la subasta.
Las cartas.
El Barça se mantuvo firme en su propuesta de que la operación sólo se hará a base de intercambio de jugadores o mediante una cesión en la que puede incluirse un derecho obligatorio de compra dentro de una temporada. Quizás, a mucho estirar, podría pagarse una cantidad, pero la mayor parte se abonaría con jugadores. Ahí Coutinho es el que tiene todos los números de la rifa para entrar, aunque él no lo sepa o no se lo hayan dicho claramente.
El PSG, en el otro lado del cuadrilátero, no quiso escuchar otra cosa que no fuera dinero, mucho dinero, y jugadores. Cuestión de prioridades. Y los jugadores que pidieron los franceses son los que el Barça no ofrece: Semedo, Rakitic y Dembélé.
Después de este primer movimiento que demuestra que el Barcelona se mueve, queda esperar a la reunión de la ECA en Liverpool de mañana, donde sí acudirán las primeras espadas (Al Khelaifi y Bartomeu). De momento, la situación sigue igual. Y Neymar, en la playa.
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