Casi triplicó su promedio de disputas defensivas: peleó siete balones
Bale resurgió de sus cenizas. Zidane le dio la oportunidad de demostrar su valía en Vigo y el galés respondió con trabajo y sacrificio. No era titular (ni en partido oficial ni en un amistoso) desde la 35ª jornada de la temporada pasada en el campo del Rayo (28 de abril). El sábado cuajó un partido para redimirse y justificar la apuesta de Zizou: se esmeró en defensa, estuvo dinámico en ataque y puso la asistencia al gol de Benzema. Recuperó dos balones y fue a más disputas en defensa que en ataque, una evidencia de su compromiso.
Fue el desquite de un Bale que ha vivido cuatro ruidosos meses en los que su futuro en el Madrid pintaba en negro. La relación con Zidane venía deteriorada de la anterior etapa y su desidia lo dejó sentenciado el día de la derrota en Vallecas, cuando no se subió al autobús del equipo para marchar raudo a tomar un vuelo privado. El técnico lo dejó en la grada las dos siguientes
El belga parece otro después de un primer año de blanco para olvidar. Tras una pretemporada donde el Madrid ha sufrido graves problemas defensivos, se mostró seguro en el primer partido oficial. Con el partido todavía abierto con 0-1 tuvo dos intervenciones providenciales: en el primer cuarto de hora de la segunda parte salvó un mano a mano ante Iago Aspas y sacó una mano de reflejos para desviar un cabezazo de Araujo. Dos paradones que valieron tres puntos. citas y en la última, contra el Betis, lo mantuvo en el banquillo privándole de lo que, parecía, debía ser su despedida del Bernabéu.
La pretemporada ha sido una constante tormenta con el estruendo de su posible salida. Se borró del partido del Bayern y Zidane expresó
su deseo de
verle fuera del club: “Si se va mañana, mejor”. Bale ha alternado partidos como escaparate para atraer compradores con sus partidas de golf, mientras sus compañeros jugaban en Múnich la Audi Cup. Apenas jugó 104’ en verano, pero, llegada la hora de la verdad, la lesión de Hazard le abrió las puertas del once. Un mes después, Zidane cambió el desdén por los elogios y le despojó del cartel de transferible. “Su trabajo defensivo ha sido importante. Se va a quedar”. Fue uno de los jugadores más cuestionados durante la temporada pasada, pero su mejor tono físico se refleja en el campo. En Vigo cumplió sin alardes con su tarea en defensa y resultó decisivo en ataque, interviniendo en las jugadas de los tres goles: dio el pase a Bale que el galés culminó con la asistencia para el primer gol; dejó a Kroos el balón con el que el alemán armó el mísil del 0-2 e intervino en dos ocasiones en la jugada que finalizó Lucas Vázquez para sentenciar el partido. Los números de Bale sacan a relucir su trabajo ofensivo en Vigo. La menor posesión del Madrid (43%) erosionó los datos de todos los jugadores en construcción de juego. Bale intentó menos pases que la temporada pasada, pero con un mayor índice de acierto. Aunque sin gol, también mejoró su puntería: sus dos únicos remates fueron entre los tres palos. Su implicación en contrarrestar el juego olívico fue patente. Sin completar los 90 minutos, casi triplicó sus disputas en defensa: entró a siete, de las cuales cuatro fueron con éxito. El Índice InStat le valoró mejor que el promedio del equipo: 328 frente a 312, solo peor que Benzema, Casemiro y Marcelo. Otro que venía de un año gris y que se sirvió de un escenario talismán para destacar. Balaídos es su campo fetiche: allí ha marcado tres goles con el Madrid y otro con la selección alemana. Se sacó un misil a la escuadra para poner el 0-2 y tuvo que multiplicarse cuando el equipo se quedó con diez por la expulsión de Modric. Mejoró sus números de la pasada campaña en disputas y entradas, aunque la menor posesión del Madrid le restó protagonismo ofensivo.
Sacrificio
NÚMEROS PARA UN TRABAJO OCULTO