Un príncipe a la espera
La venta del Newcastle al heredero de Arabia Saudí, cuestión de estado
La compra del Newcastle por 344 millones de euros por parte de un grupo inversor propiedad, en última instancia, del príncipe heredero de Arabia Saudí, está ya acordada y firmada por ambas partes, pero ahora falta el consentimiento definitivo de la Premier League.
La competición deberá decidir durante las próximas semanas o incluso meses que dure el proceso de revisión de las condiciones, si escuchar a los que denuncian que la compra de clubes deportivos por parte de países que atentan contra los derechos humanos es sólo una forma de lavar su imagen, o a quienes apuestan por reforzar los lazos económicos y sociales con un país de Oriente Medio, como ya hizo el Manchester City.
Hasta este momento, de la operación ha trascendido que el fondo de inversión pública de Arabia Saudí, dirigido por el príncipe heredero, Mohammed bin Salman, se haría con el 80% de la entidad del norte de Inglaterra, dejando el 20% restante para ser dividido entre el PCP Capital, empresa de la británica Amanda Staveley, conocida por sus conexiones con inversores de Oriente Medio, y los hermanos David y Simon Rueben, miembros de la segunda familia más rica de Reino Unido. Staveley es quien ha llevado las riendas de la negociación durante los últimos años, en los que ya se frustró un primer intento de compra por una supuesta filtración a la prensa, que le obligó a pagar una multa de 250.000 libras y firmar ahora una cláusula de confidencialidad absoluta.
El problema ahora es que la Premier endureció los requisitos para los compradores de uno de sus clubes en 2017, y, entre las nuevas cláusulas, se incluye la de no permitir las operaciones si está involucrada una persona que haya cometido un delito reconocido por la ley británica, incluso si se produjo en un país donde no lo sea.
El asesinato del periodista Jamal Khashoggi por parte de agentes saudíes en la embajada del país en Estambul en 2018 podría ser, por ejemplo, un motivo de peso para tumbar la operación. Asociaciones como Amnistía Internacional ya han denunciado el intento de “lavado de cara” que pretende Arabia Saudí a la hora de organizar grandes eventos deportivos o comprar equipos de fútbol.
Sin embargo, desde la Premier League aparecen filtraciones que apuntan a que sería muy sorprendente que no se permitiese el acuerdo, sobre todo teniendo en cuenta que “Arabia Saudí es un gran importador de productos británicos e históricamente tiene buenas relaciones con el Reino Unido”.
Diligencias El proceso de compra puede tardar meses por las reglas de la Premier
Polémica Amnistía Internacional ha hecho llegar su malestar por la operación