Canales elige su legítimo lugar en la historia
La madurez del jugador bético rinde al infortunio
El renacido. El período excepcional que vivió la Selección a principios de esta década se le escapó a Canales (29 años). Hoy es un tiempo feliz para él, emocionado por la llamada de Luis Enrique, consagrado en el Betis. Finiquitada la pelea contra su cuerpo, Canales es un futbolista en plenitud. Como un guiño a lo que pudo haber sido y no fue, el regreso a Mestalla le sirvió para celebrar su vuelta a la Selección. Alrededor de su figura en el doble pivote, el Betis pudo jugar lejos de su área —57,7 metros de distancia media a su portería— y el duelo cayó de su lado. El balón buscó a Canales y él lo cuidó como nadie (60 pases buenos, 10 en largo). Siempre eligió bien. El gesto técnico del gol remarcó la emotividad de su partido. Ni la adversidad más lacerante ha podido con Canales.
Huir de la desconfianza. El rasgo cambiante del fútbol acelera los diagnósticos. Casi siempre para mal. Como nada está sujeto a la previsión, las prisas en las valoraciones pueden llevar a equívoco. Para los ansiosos no había espacio para un nuevo tropiezo de la Real Sociedad tras la derrota ante el Valencia, aunque el equipo de Imanol parece estar por encima de los resultados. Por si acaso, la Real ganó. Lo hizo al inutilizar la presión del Getafe. Imanol preparó una salida de tres, aproximando a uno de los laterales junto a los centrales, mientras que el otro lateral daba amplitud y los centrocampistas (Zubimendi, Merino y Silva) se escalonaban a diferentes alturas. La Real trasladó el juego al exterior con continuos movimientos en profundidad. Sin poder robar en zonas avanzadas
—sólo recuperó nueve balones en campo rival, la mitad que en la goleada al Betis
—, el Getafe no se reconoció.
La ausencia más dura. Jugar bien no te asegura el éxito, pero sí te acerca a él. A ese pensamiento se debe agarrar el Huesca. Su fútbol no refiere al de un recién ascendido. Nadie puede impugnar su voluntad ofensiva y buen trato de la posesión. Sin embargo, sigue sin ganar. Es difícil someter a una explicación convincente sus tablas ante el Elche. Tuvo a su adversario en el alambre, sin respuesta más allá de Edgar Badía, pero se le escabulleron los tres puntos por su preocupante incapacidad ante el gol. El Huesca generó 15 ocasiones y dispuso de 12 remates dentro del área. Los datos resultan elocuentes.
En honor a Helenio Herrera. No sólo el miedo a perder atenaza a equipos, también lo hace el miedo a ganar. A este Eibar, que ya coqueteó con el descenso la pasada temporada, le faltan muchas cosas, pero ninguna carencia está vinculada con una supuesta falta de personalidad. Con diez futbolistas se impuso a un Valladolid al que le pesó la responsabilidad. El centro relativamente cómodo de Arbilla y gol de cabeza de Kevin Rodrigues, saltando por encima de Nacho, sin que ningún central estrechara tampoco la vigilancia, hizo buena la frase herreriana de “al fútbol se juega mejor con diez que con once”.
Control El bético dio un recital en la entrega: 10 pases largos buenos