José Alberto “En Miranda se respira un ambiente especial”
El nuevo entrenador del Mirandés (Oviedo, 21-05-1982) cogió las riendas del conjunto rojillo el pasado 27 de julio. Desde el primer momento se sintió identificado con la filosofía del club, al que espera mantener en la categoría.
Tras una pasada campaña de ensueño en la que Andoni Iraola dejó el listón muy alto, a José Alberto no le asustó el reto de entrenar al Mirandés. Los rojillos suman ocho puntos en cinco jornadas pese a la profunda renovación que ha sufrido la plantilla.
—¡Menudo inicio de Liga!
—A toro pasado, tengo la sensación de que por merecimientos tendríamos que tener más puntos. El fútbol solo entiende de efectividad en las dos áreas y nos ha faltado generar más situaciones claras de gol. Aún así estamos satisfechos con lo que el equipo va mostrando.
—Creo que no dudó demasiado en aceptar la oferta rojilla.
—Estaba en casa porque me pilló sin entrenar después de la destitución en el Sporting. De enero a marzo viajé mucho para recabar información sobre la categoría e ir corrigiendo diferentes aspectos. Durante el confinamiento me seguí formando. Había otros clubes interesados, pero todo fue rápido después de hablar con Chema (Aragón) y el presidente.
—Llevamos cinco jornadas y ya han caído dos técnicos.
—Esta categoría es así. El año pasado hubo 18 destituciones. Eso habla de la exigencia y las prisas que tienen los clubes por intentar cumplir sus objetivos. Al final lo más importante es el día a día, ir creciendo como equipo y que haya tranquilidad en el entorno. El objetivo para el Mirandés no puede ser otro que la permanencia. A partir de ahí hay que soñar sabiendo que peleamos contra auténticos transatlánticos.
—¿Percibió ese nivel de exigencia en el Sporting?
—La exigencia se la pone uno mismo. La presión va incluida en el cargo. El que no sea capaz de tolerarlo, no puede ser entrenador. El hecho de dirigir a tu club, al que apoya toda tu familia, lo hace más complicado.
Fue una responsabilidad grande. Quería devolver al Sporting a Primera, pero me fui con la espina clavada.
—En la ciudad de Miranda se respira fútbol.
—Fue una de las cosas que me motivo a venir. Somos uno de los mayores perjudicados de que nuestra afición no esté en el campo. Siempre se respira un ambiente especial.
—Su ritmo de vida es frenético, pero saca tiempo para luchar contra la ELA, una enfermedad que padece un compañero, Unzué.
—Tengo una buena relación con él porque entrenó a mi hermano en el Numancia. Es una persona excepcional y como entrenador tiene valores y las ideas claras. Seguiré ayudando en lo que se pueda desde mi posición para el beneficio de todos.
ELA “Ayudaré en lo que pueda para el beneficio de todos”