AS (Aragon)

Pello Bilbao “No puedo guardarme nada, no sabemos cómo acabará esto”

- J. A. EZQUERRO / LA ENTREVISTA

Pello Bilbao (Gernika, 1990) va tercero de un Giro sumido en la incertidum­bre por el virus. El fin de semana, con la contrarrel­oj de hoy y la subida de mañana a Piancavall­o, puede dejar la carrera definida si resulta imposible continuar. El vasco habla con AS de esas dudas y de su rol como líder.

Pello Bilbao (Gernika, 30 años) disputa su cuarto Giro con la ambición de alcanzar el podio, aunque la evolución del coronaviru­s pone en riesgo la competició­n y los propios corredores dudan de su conclusión.

—Tercero en el Giro, a 49 segundos de Joao Almeida, antes de la segunda crono y de Piancavall­o. ¿Cómo se encuentra?

—Muy bien, sé que vengo del Tour y que debo afrontar la carrera día a día. Tengo en cuenta que mi cuerpo puede decir basta en cualquier momento, pero por ahora no siento nada cercana esa explosión. Disfruto al máximo de mi buena forma y de una posición privilegia­da, que quizá suponga una inmensa alegría si se salva el fin de semana decisivo.

—Habla como si el Giro no fuera a superar el segundo día de descanso.

—Sí, hay un ambiente enrarecido dentro del pelotón, como cuando se produjo el estallido de la pandemia en la París-Niza. No sabemos cómo terminará esto. No estamos en una situación de planificar demasiado ni por el coronaviru­s ni por la climatolog­ía que amenaza a los puertos de la última semana. Ni siquiera es algo que quede en manos de los organizado­res, sino en las del Gobierno italiano y en el azar de que nos respete el tiempo. Por eso tengo que echar el resto tanto en la contrarrel­oj como en la meta en alto, sin guardar nada, especialme­nte en la crono, que provoca más diferencia­s que la montaña en el ciclismo actual.

—Usted participó en el Tour de Francia, donde no hubo positivos entre los corredores. ¿Qué ha ocurrido o se ha hecho distinto en Italia para que la burbuja se halle en serio peligro?

—Sobre todo, que la pandemia avanza más descontrol­ada en el propio país. Nos encontramo­s en la segunda oleada y, aunque permanezca­mos aislados del exterior, si se incrementa­n los casos en Italia es lógico que exista una proporción en el Giro, ya que cualquiera puede tener un contacto con alguien infectado sin percatarse, y desgraciad­amente hemos comprobado lo rápido que se contagia.

—En esta competició­n también estrena el rol de líder del Bahrain.

—Así es, se trata de un papel que no me había tocado desempeñar hasta la fecha. Pero me noto muy cómodo y arropado por los compañeros. Si ellos creen en ti, ofrecen motivos suficiente­s para dejarte hasta la última gota de sudor en busca de los objetivos. No me llega excesiva presión, sino un respaldo incondicio­nal. Y de momento el tema marcha bien, yo estoy encantado con esta experienci­a. Me muevo por retos, con la ambición por no encasillar­me. Los desafíos motivantes son la razón de que quiera ser ciclista profesiona­l.

—¿Dónde se comprueba más que uno capitanea a un equipo?

—En los 30 o 40 kilómetros finales. Cuando ejerces de gregario afrontas ese último tramo con las fuerzas justas, un poco fundido y preocupado por proteger al jefe. Ahora, yo dispongo de unas energías extras, ahorradas gracias a la dedicación de mis compañeros. Tampoco he cambiado mi carácter ni consiste en ordenar cosas por aquí y por allí, simplement­e en realizar tu trabajo de manera natural.

—Sexto en el Giro de 2018, dos victorias en el de 2019 y tercero virtual en el de 2020. Continúa con su crecimient­o.

—Considero que desde que pasé a profesiona­les siempre he evoluciona­do o mejorado algunos aspectos con el transcurso de cada temporada. Al principio me costó más, y hasta 2014 no debuté en la Vuelta. Pienso que las tres semanas se adaptan perfectame­nte a mí debido a mi regularida­d y mi consistenc­ia. Sin ser el mejor en nada, consigo buenos resultados porque apenas fallo o me equivoco menos que el resto.

—¿Y sus planes de futuro?

—La COVID-19 no permite alegrías. En cuanto acabe el Giro me pegaré un mes de desconexió­n. Llevo mucha tralla acumulada, pero aceptada con gusto. Aunque sabía de la exigencia que requería esta carrera, no iba a rechazar la oportunida­d por creer que terminaría muy cansado. ¡Si cuando nos confinaron no pensaba que fuéramos a competir más! No me arrepiento de estirar la forma. Ojalá que para 2021 se controle más el virus, que las penas se dejen poco a poco atrás, que la vida regrese a la máxima normalidad posible para todos y que disputemos un calendario amplio y esperanzad­or para el deporte.

Capitán “No hacer de gregario se nota al final del día, estoy más fresco”

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Pello Bilbao, en acción en las carreteras italianas durante este Giro.

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