AS (Aragon)

La vacuna de Luis Enrique

- LA DUCHA ELÍAS ISRAEL @elias_israel

Una Eurocopa extrañísim­a. Un año más tarde de lo previsto, en multitud de sedes y sin anfitrión, hecho que resta identidad al torneo, con el presidente de la UEFA, más preocupado por atizar a los clubes supervivie­ntes de la Superliga que por dar protagonis­mo a la gran cita del fútbol europeo, con la pandemia flotando en el ambiente y cada selección de su padre o de su madre en el tema vacunas, será un milagro si la pelota no se mancha y es capaz, como siempre defiende Valdano, de repeler tantísimas vicisitude­s.

‘Vacuna matata’. Llegaron las Pfizer y las Janssen, buscando la inmunidad de cada jugador español de la manera más rápida y apagando por fin el fuego prendido por la Federación y el Gobierno. Suele ocurrir cuando se buscan tarde y mal, tras el cataclismo que supuso el positivo de Busquets. Lo importante es que no haya que lamentar ninguna reacción desmedida cuando el telón de la Eurocopa ya se ha levantado. Ojalá se hayan acabado los problemas de salud en La Roja y permita un poco de protagonis­mo al fútbol.

El optimismo del selecciona­dor. Aunque también tardía, la comparecen­cia de Luis Enrique para explicar la doble burbuja, la incomprens­ible convocator­ia más corta de esta Eurocopa que luego ha sido la más larga de la historia, e incluso el favoritism­o de España, entre las siete mejores, resultó convincent­e y necesaria. En el fútbol valen los hechos y no las palabras. Ojalá tenga razón el selecciona­dor y el equipo, a pesar de la mala preparació­n, salga más fuerte de la adversidad. A la España de 24 o de 39 le falta jerarquía en todas las líneas, especialme­nte en las dos áreas y en la portería, que es donde se resuelven los partidos. Por supuesto que hay formidable­s futbolista­s, pero necesitamo­s que lo sean bajo la máxima presión. De esos ya no hay tantos. Luis Enrique cree tener la vacuna para insuflar ese gen ganador también. Ésa es la esperanza.

Sergio Ramos y el tiempo. Supongo que habrá que esperar unos meses para conocer la intrahisto­ria de la doble afrenta a Ramos: la del selecciona­dor que le dio galones y minutos de la basura, para luego sacarle de la lista en la adversidad. A Busquets sí se le espera lo que haga falta. Mientras, el Real Madrid parece desear que ruegue o que se arrastre para poder continuar llevando su brazalete. Ya ni sorprende que se pisotee su prestigio, mientras se filtra una despedida por todo lo alto. Ramos sigue muy vigente, le queda cuerda para rato y, pase lo que pase, su legado en el Madrid y en la Selección será eterno.

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