AS (Aragon)

Donnarumma,

Italia ganó la Eurocopa en los penaltis ● El gafe inglés continúa desde 1966 ● Mal Southgate

- ARITZ GABILONDO

La Italia que no acudió al Mundial, la que se ha recompuest­o en un tiempo récord, esa que hacía tiempo que no aparecía, conquistó la Eurocopa en Wembley con el carisma de siempre, con el destino favorable de siempre, con los penaltis de su lado. Mazazo para Inglaterra y para su selecciona­dor, Southgate, que fracasó en la gestión de un equipo que tenía mucho más que lo dado. Europa es azul tras los penaltis detenidos por Donnarumma, el héroe de la noche y de la Euro para los italianos.

Y eso que la final comenzó con terremoto, el que provocaron los dos carrileros ingleses. En el baile de esquemas de Southgate durante todo el torneo esta vez apareció el de los tres centrales, lo que liberó la banda a Tripper y Shaw. Con espacios para surgir –y con Italia aún dormida– el del Atleti puso un caramelo y el del United lo aprovechó con un golpeo de empeine total.

Shaw pulverizó la defensa italiana, en parte también por el buen juego de espaldas de Kane en el inicio de la jugada. Sólo habían pasado dos minutos. Kane fue clave ahí y también luego. Southgate calcó la estrategia de Luis Enrique en la semifinal ante los italianos. Hizo que su delantero mediapunte­ara para desesperac­ión de Chiellini y Bonucci, que necesitan músculo con el que combatir.

A cambio se encontraro­n aire, pues Kane se movió constantem­ente y vació su espacio para aparecer a la espalda de los centrocamp­istas. Esta versión made in Benzema le ha hecho ser uno de los máximos asistentes de la Premier, además del pichichi. Wembley, que ya estaba excitada de por sí, se vino abajo. Quedaba todo el partido por delante, pero para Italia ese gol le supuso una tortura anímica que obligaba a remontar en casa del anfitrión.

A remolque. Tampoco Italia era Italia. Emerson es una sombra de Spinazzola y los mediocentr­os italianos, finos con huecos y tiempo para pensar, se encontraro­n siempre encima a las tuneladora­s Phillips y Rice. Mientras, Kane seguía en modo indetectab­le y con una zona de influencia demasiado amplia para atajarle.

No fue una Inglaterra lanzada a por más goles, sino una reposada y efectiva. Este es el mayor cambio que ha sufrido esta selección inglesa respecto a otras: no pierde lo que tanto le cuesta ganar. A Italia le supuso casi media hora quitarse la camisa de fuerza. Lo hizo

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