La Selección española, bajo el síndrome LaVine
Inquietud en la escala en Dallas
España aterrizó el pasado lunes en Dallas, donde durmió en el hotel Renaissance, a las 22:30 horas, cinco y media de la madrugada del lunes al martes en España. El vuelo de American Airlines fue relativamente cómodo pero, casi cuando pusieron rumbo al aeropuerto de Las Vegas, los jugadores de la Selección tuvieron constancia de la comunicación de la
USA Basketball sobre el caso de
Zach LaVine, que de momento no va a volar a Tokio con el resto del equipo norteamericano por protocolos sanitarios, sin más aclaraciones del Team
USA.
La noche anterior, Ricky Rubio había contado, después del partido amistoso Estados Unidos-España celebrado en el Michelob Ultra Arena de Las Vegas, que había estado charlando un rato de las diferencias de reglamento entre la FIBA y la NBA con el jugador de los Chicago Bulls, excompañero del base de El Masnou en Minnesota Timberwolves. No sólo Ricky. Hubo abrazos de LaVine con el resto de jugadores de la Selección y, lógicamente, la inquietud existe en la expedición dentro de un clima de convivencia con la pandemia.
Los jugadores españoles son conscientes de que tienen que saber llevar estas situaciones de tensión pero, obviamente, el episodio de LaVine genera cierta inquietud. Aunque se insiste en que la posibilidad de contagio es mínima en esas circunstancias, en el vestuario saben que algún positivo se ha producido así la pasada temporada, con lo cual estarán relativamente en alerta los próximos días.
Tokio El vuelo de España llega a la capital nipona hoy a las 08:00
Japón. Toda la expedición española, que está manteniendo todas las precauciones sanitarias posibles, ha pasado tests diarios durante su estancia en Las Vegas y los resultados hasta ahora han sido satisfactorios al cien por cien. La Selección puso rumbo a Tokio ayer a las 11:55 horas (18:55 hora española) y llega a Japón hoy a las 15:00 horas (08:00 en España). Todo un lost in translation bajo el síndrome LaVine.
No recuerdo ninguna edición de los Juegos Olímpicos del presente siglo en la que no se lanzaran mensajes apocalípticos durante las fechas previas, en la que los problemas de toda índole no eclipsaran en los medios de comunicación al inminente comienzo del deporte. En las cercanías de Río 2016 proliferaron las noticias sobre el caos organizativo, sobre la contaminación de sus aguas, sobre el peligro de los mosquitos portadores del Zika... En
Londres 2012, el miedo lo aglutinaba la amenaza terrorista. En Pekín 2008, la polución y la violación de libertades. En Atenas 2004, las instalaciones inacabadas y el dopaje. En cierto sentido es lógico. Los Juegos son un acontecimiento global que reúne todas las inquietudes del planeta y su víspera siempre origina incertidumbre. En Tokio