AS (Aragon)

Rey Giannis

Los Bucks consiguen otro título NBA 50 años después tras remontar un 0-2 frente a Phoenix Suns

- JUANMA RUBIO LA CRÓNICA

Este es un anillo para los malditos, los forajidos, los proscritos. Para los desterrado­s. Este es el anillo de la resilienci­a, de quienes no pueden morir porque ya han muerto un millón de veces. El de la ley del deporte: el último en pie cuando todos los demás han caído. El año II de la NBA de pandemia, el del calendario de emergencia tras la burbuja de Florida, encumbra a Milwaukee Bucks, una franquicia que llevaba 50 años sin tocar la gloria. Que ha viajado desde Lew Alcindor (después Kareem Abdul-Jabbar), Oscar Robertson y Bob Dandridge hasta Giannis Antetokoun­mpo, Khris Middleton y Jrue Holiday. Medio siglo después, los Bucks vuelven a ser los reyes de la NBA.

Los Bucks perdieron cuando muchos pensaban que ganarían, en 2019 y 2020, malas salidas de playoffs tras tremendas temporadas regulares. Ahí, tan pronto, algunos dejaron de creer en un Antetokoun­mpo que tiene todavía 26 años. Y en un equipo que puede aplicarse lo que muchas veces solo es un tópico gastadísim­o. No en su caso: solo ellos tenían fe. Solos los Bucks creían en los Bucks. Es el premio a quien se niega a irse sin pelear. Más cicatrices, nada de miedo y un abrazo del lado oscuro que les ha permitido jugar sin filtros, sin memoria, sin cansancio. Jugar, jugar y jugar. Hasta ganar.

Este es, por encima de todo, el anillo de Giannis Antetokoun­mpo, que dio el golpe de gracia a Phoenix Suns (105-98) y evitó el séptimo partido con un despliegue formidable, de verdad legendario. El griego fue la explicació­n obvia, en muchos momentos la única, de la victoria de su equipo. Acabó con 50 puntos, 14 rebotes, 5 tapones y un increíble 17/19 en tiros libres. La línea de personal, tantas veces un suplicio, se alió con un jugador que es un prodigio físico desde crío pero que se ha convertido también en un muro mental. Nada le afecta, nada le duele, nada le importa. No para de empujar, de trabajar por toda la pista, de hacer la intendenci­a del soldado raso y las jugadas decisivas de la megaestrel­la. Un ejército de un solo hombre.

Su energía sobrehuman­a fue minando, resultó perfectame­nte visible, a unos Suns que no sabían qué hacer contra él. MVP unánime, escandalos­amente claro, Giannis ya es un jugador imposible de negar. El líder de un equipo imperfecto que ha acabado siendo un campeón perfecto. La revolución en un visto y no visto: de 2-0 a 2-4. Zas. Los Suns se van desfondado­s, apocados, devorados por una inercia que empezó siendo claramente suya. Sin más recurso que percutir en acciones individual­es de un Chris Paul irregular y un Devin Booker que acabó peleado con el mundo. Es la maldición del dos: tres finales en su historia, tres derrotas por 4-2.

Fe en Giannis. Los Bucks superaron, gracias a la fe ciega de Giannis, un trance de máximo peligro tras un inicio arrollador: del 29-16 del primer cuarto al 42-49 poco después del descanso. Ahí, en el punto crítico, Antetokoun­mpo dijo basta. Anotó 20 puntos en el tercer parcial y otros 13 en el último sin parar de rebotear, intimidar y cubrir todas las lagunas de sus compañeros. Un partido perfecto.

Otra vez, los Bucks dominaron el rebote, pasaron mejor, tuvieron más energía y más paciencia, más fe en su plan. Los Suns acabaron boqueando en un reguero de canastas con dosificado­r, sufridas e inconstant­es. La realidad ya había calado a todos, al que iba a ganar irremediab­lemente y al que se estaba ahogando mientras la corriente lo alejaba de la orilla. La gloria es para los Bucks, para un campeón imposible, profundame­nte orgulloso. Y para Giannis Antetokoun­mpo. Un coloso. El nuevo rey de la NBA.

 ??  ??
 ??  ?? Cerca de 65.000 aficionado­s celebraron el título de los Bucks en los alrededore­s del Fiserv Forum.
Cerca de 65.000 aficionado­s celebraron el título de los Bucks en los alrededore­s del Fiserv Forum.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain