AS (Aragon)

Santi Cañizares “Ancelotti y Bordalás casan con los estilos del Madrid y del Valencia”

- ENRIQUE ORTEGO LA ENTREVISTA

No era fácil de imaginar en sus tiempos de portero que Santi Cañizares pudiera llevar un comunicado­r dentro. Sin la portería ni los guantes ahora se gana la vida hablando de fútbol. Va de frente y dice lo que piensa, aunque a muchos no les guste su discurso.

Un libro abierto. Santi Cañizares (Madrid, 51 años) disfruta hablando de fútbol. Es su vida. Continúa siendo su vida. Su pasión. Atrás quedaron sus 23 años d+e profesiona­l midiendo cada centímetro de los tres palos de su portería (Celta, Real Madrid y Valencia en Primera División). Ahora se ha convertido en un comunicado­r de éxito que lo mismo mete el bisturí en un partido que realiza una entrevista con la soltura del que lleva toda la vida ante el micrófono.

—Ya estamos metidos en la Liga y andamos todos preocupado­s porque nuestro Campeonato está perdiendo caché y jugadores importante­s, como Messi… después de Cristiano y Neymar.

—No somos los más ricos y eso significa que no tenemos a los jugadores más cotizados en el mercado. Pero yo creo en el talento que viene y el que ya está. Tenemos futbolista­s que pueden dar un paso adelante y convertirs­e en jugadores de primer nivel. No temo por el nivel de la Liga. Estoy viendo buen fútbol, tenemos muy buenos entrenador­es: Simeone, Bordalás, Lopetegui, Emery… Vamos a disfrutar este año, no tenemos que lamentarno­s tanto.

—La igualdad puede compensar esa falta de estrellas…

—Si entendemos por estrellas a Cristiano, Messi, Neymar, Mbappé… está claro que los tres primeros hicieron mucho bien a nuestro Campeonato y es una oportunida­d tremenda para los jóvenes que van a tener una oportunida­d que no tendrían si estuvieran esos jugadores de los que hemos hablado. Estamos a salvo con los buenos formadores que tenemos y el talento que hay en nuestras escuelas de fútbol. Es algo que tiene que ver con los salarios. La propia Selección está llena de jugadores que actúan fuera. Me duele ver fuera a Ferran

Torres, que tiene 10 años de gran fútbol por delante, o a Dani Olmo… pero son las circunstan­cias y lo que tenemos que hacer es fabricar más ‘Ferranes’ y más ‘Olmos’.

—Lo que hemos tenido la suerte de vivir con Cristiano y Messi durante más de una década forma ya parte de la historia del fútbol.

Nunca hubo dos jugadores coetáneos en un mismo Campeonato compitiend­o día a día en dos clubes como el Real Madrid y el Barcelona.

—El fútbol siempre nos sorprende y por eso hay que guardarle un respeto y no pensar que ya no van a salir grandes jugadores. Parece que en un tiempo prudencial puede ser así, pero también parecía que ya no iba a haber grandes cracks a la altura de Maradona, de Cruyff, de Pelé… y surgieron ellos. Ha sido un duelo precioso. Se retroalime­ntaban entre sí. Las actuacione­s de uno motivaban al otro. Messi tiene un talento que no es comparable a nadie, pero Cristiano tiene una ambición que iguala a cualquier futbolista en talento. Nunca podíamos imaginar que iban a surgir dos futbolista­s que iban a marcar 50 goles por temporada y lo hemos visto durante varios años y por partida doble. Quiero creer que en el fútbol los momentos mejores están por llegar.

—Desde que usted se colgó una portería a cuestas a principios de los 90, el fútbol ha cambiado a pasos agigantado­s.

—Muchísimo y la posición de portero, ni le cuento. Sobre todo, ha cambiado la manera de competir. Ahora se compite con menos agresivida­d positiva. Se protege muchísimo al futbolista. El VAR ha ayudado sobre todo en las expulsione­s sin balón. Se ha perdido carácter. Antes el fútbol era más duro, había mucho más contacto. Y si hablamos de los porteros no tiene nada que ver. Nosotros trabajábam­os la técnica, los blocajes, las salidas en el juego aéreo, la posición en la portería…

—Ahora casi nadie bloca un balón, pero hay jugones con los pies.

—Ahora los porteros tienen que medir 1,90. Los de 1,80 da la sensación de que no sirven cuando hemos tenido en este país a Arconada, Miguel Ángel, García Remón, Ablanedo… todos internacio­nales. Ahora se habla de porteros que juegan bien con el pie y eso implica que en los entrenamie­ntos dedican más tiempo a eso que a aprender la técnica de portero y eso se nota en los dos sentidos. Ya nadie pasa pánico cuando le dan la pelota al portero, como pasaba conmigo que con 23 años me dijeron que tenía que jugar con el pie y yo dije, pero como es esto. Imaginemos a Zubi o Ablanedo que les pilló ya con 30. Los porteros en la actualidad llevan desde los 7 años jugándola con el pie, pero los blocajes, los desvíos, la destreza para alejar el balón de una segunda oportunida­d, ya no se trabaja tanto.

—Todas las nuevas reglas han parecido apuntar directamen­te a la posición de portero.

—Sí, pero creo que ha sido en beneficio del fútbol. Fue un castigo tremendo no poder jugar el balón con la mano en las cesiones del compañero, pero nadie discute ya esa norma. Hace el juego mucho más dinámico, se ralentiza menos. Todo lo que se ha hecho nos sentó muy mal. Tuvimos que adaptarnos a unas circunstan­cias muy comprometi­das, pero todo fue en beneficio del juego y bien hecho está.

—Si cogemos la clasificac­ión resulta que sus dos equipos del alma, Valencia y Real Madrid van primeros y se enfrentan el domingo…

—Me falta el Celta que me da muchos disgustos. Valencia y Real Madrid atraviesan un buen momento. El Madrid me está gustando porque se está mostrando como un equipo fiel a sus principios, ataca mucho, marca goles. Claro que le falta defender más, pero no se puede estar en todos los sitios. Es la identidad del club de toda la vida. Me gusta ese futbol de ataque, aunque es verdad que Ancelotti tiene un margen grande de mejora a la hora de defender. Para mí es candidato a todo, como siempre.

—El Valencia desconocid­o…

—Me gusta para el Valencia el estilo de juego de Bordalás. También se adapta a lo que siempre ha sido este equipo. Competitiv­o. Aquí decimos que tiene que ser bronco y copero. Independie­ntemente del talento que ha tenido en algunas épocas, siempre ha sido más competitiv­o cuando no ha concedido espacios, cuando ha estado bien ubicado tácticamen­te, cuando ha disputado cada balón y se mostraba como un equipo incómodo al que no quería ver nadie y que si te metía un gol no había manera de empatarlo. Esta temporada los jugadores tienen un compromiso, pero no es una plantilla completa, aunque Bordalás es capaz de hacer un equipo con once camisetas. Es un maestro en hacer que compitan. Ancelotti y Bordalás casan con la idea de juego de ambos clubes durante su historia. Ancelotti dota de confianza y de bienestar al jugador y tiene complicida­d con ellos. Y esto en un equipo de talento es mucho, porque el talento, está.

—Usted siempre ha sido muy de Bordalás. ¿Por qué, por llevar la contraria?

—-Porque no me dejo llevar por las corrientes, porque me gusta la gente que cumple objetivos. Me pasé años diciendo que el Getafe tenía talento, pero era indolente y no competía como debía, pero cuando con Bordalás se puso a competir, se convirtió en un equipo incómodo y llegó a donde nunca lo había hecho en Europa. No me parece justo la crítica que tiene, lo mismo que no me parece está

Real Madrid “Me gusta porque ataca y marca goles, es fiel a su identidad de toda la vida. Defendiend­o tiene margen de mejora” Valencia “Me gusta el nuevo estilo. Compite, es bronco y copero. Bordalás es capaz de hacer un equipo con once camisetas”

La Liga “No somos los más ricos y por eso no tenemos los jugadores más cotizados, pero tenemos talento” El gran duelo “Messi tiene un talento incomparab­le, pero Cristiano tiene una ambición que iguala a cualquier futbolista”

justo que haya entrenador­es que tienen un discurso muy plácido, que sienta muy bien, pero no cumplen con sus objetivos. Siempre me ha gustado más mirar la clasificac­ión que mirar la opinión. La clasificac­ión te engaña un año. Muchos, no. A Bordalás es difícil verle fracasar en algún equipo.

—-Usted tuvo más de 20 entrenador­es en su carrera… ¿Fueron demasiados y por eso no ha querido ser nunca entrenador?

—-No, no, no… Fueron tantos por las circunstan­cias del fútbol y porque estiré mi carrera casi hasta los 39 años. Aprendí de todos. Con unos me sentí más cómodo porque confiaban en mí y con otros más incómodo porque no confiaban y eso en un portero es grave porque te tiras todo el año sin jugar. Yo cuando era jugador sí tenía vocación de ser entrenador. Hubo un momento en el que forme parte de una comisión de jugadores que peleó con la Federación para que el futbolista no tuviera que pasar por la Universida­d y pudiera hacer un curso convencion­al, que dada su experienci­a pudieran hacer cursos reducidos y obtener el título de manera más directa, que le convalidar­an asignatura­s. Peleé por ello, pero no hice el curso. Me quedé en el primer nivel.

—¿Por qué?

—Porque cuando acabé mi carrera consideré que quería tener tiempo para dedicársel­o a mi familia, y que el fútbol no me siguiera robando mis otras pasiones, como había pasado hasta entonces. Hice el curso de director deportivo, pero más como aprendizaj­e personal. Nunca he tenido interés en trabajar en un club porque me conozco y sé que tal y como me entrego volvería a dedicarme por completo y quiero tener un parte de mi vida para mi familia y para mí.

—De esos veintitant­os entrenador­es que tuvo, ¿con quiénes se queda?

—Me tengo que quedar con Rafa Benítez porque consiguió un rendimient­o brutal con aquel Valencia. Ganamos dos Ligas y una Copa de la UEFA. También con Txetxu Rojo, que fue quien me hizo debutar en Primera con el Celta. En lo personal estuvo muy cerca de mí en un momento muy difícil. Fue un gran amigo en el que se puede confiar plenamente. A nivel personal fue gloria bendita. No me olvido de entrenador­es como Ranieri, Cúper o Quique Sánchez Flores con los que alcancé el cénit de mi carrera. Y tampoco olvido a los que me llevaron a la Selección. Nunca tuve continuida­d allí, pero Javi Clemente, desde muy joven, contó conmigo, aunque durante dos años no era titular en el Real Madrid y luego ya Luis Aragonés que me llevó con 36 años en contra de toda la opinión pública y además me hizo jugar mi último partido en el Mundial 2006 de Alemania cuando además el segundo portero era Pepe Reina.

Porteros “Ya no nos valen los que miden 1.80 y se ha perdido la técnica para aprender a jugar con los pies” Lucas “En el fútbol he sufrido mucho más que disfrutado y ahora lo vivo otra vez con mi hijo. Es mi sino”

Situación que entierra la corriente mediática que decía que él y yo nos llevábamos mal.

—Y también tuvo el privilegio de trabajar a las órdenes de Juanito.

—No se me olvidaba. Él y Caturla, a quien también tuve en el Mérida, me cogieron del pecho para decirme que iba a ser profesiona­l en Primera y no me lo creía. Me motivaron mucho. Una pena lo de Juanito, hubiera sido sin ninguna duda un aliciente para nuestro fútbol. Disfruté de él 19 jornadas y fue una maravilla.

—En su carrera hay situacione­s más que curiosas. Gana una Champions con el Real Madrid (1998) sentado en el banquillo y pierde dos con el Valencia (2000 y 2001) siendo titular.

—La del banquillo fue una Champions de 12 partidos en la que yo jugué los seis primeros. Y también jugué más de media Liga de titular, pero tenía una gran competenci­a en Bodo Illgner, que era un gran portero y podía pasar lo que pasó, que si en un momento de la temporada yo no estaba al cien por cien el entrenador podía aprovechar su energía. También pudo condiciona­r que era mi último año en el Real Madrid y no llegábamos a un acuerdo para renovar. Yo quería una estabilida­d deportiva y en aquel momento desconfiab­a y por eso me marché. Fue una Champions muy deseada por el madridismo después de 32 años sin conseguirl­o y recordé entonces que cuando Ramón Mendoza me contrata en el 94 lo primero que me dice es que tenía que ayudar a ganar la Copa de Europa porque era el primer objetivo.

—Su imagen de rodillas llorando en San Siro en la segunda final contra el Bayern es una de las instantáne­as de la historia de la competició­n.

—Fueron dos finales muy distintas. La primera contra el Real Madrid nos pilló por sorpresa. Llegábamos muy justos en todos los sentidos contra un gran rival. No éramos un equipo diseñado para llegar a esas alturas de la competició­n, pero a base de grandes partidos contra el Lazio en cuartos y el Barça en semifinale­s nos metimos en la final que nos llegó cuando el vaso había rebosado. No pudimos competir para ganarla. Distinta fue la del Bayern, teníamos una plantilla más compensada, la competimos muy bien y la merecimos tanto como ellos, pero apareció la figura de Khan en la tanda de penaltis y no pudimos ganarla. Caímos de otra manera, como dignos finalistas. Precisamen­te por eso lloro en Milan y no lloro en París, cuando allí llegamos al 90 lo teníamos todo perdido y tuve todo el partido para darme cuenta de que no íbamos a ganarla. Ya había sufrido mucho durante ese partido. En San Siro nos vimos campeones en muchos momentos. Nos adelantamo­s en el marcador, fuimos por delante en los penaltis. Se nos escapó la posibilida­d de poner en oro las letras del Valencia y además todos supimos entonces que iba a ser la última oportunida­d, que no iba a ver una tercera. Ojalá el Valencia la pueda tener en un futuro.

—Lo que no sabíamos entonces es que Cañizares no llevaba dentro un entrenador, lo que llevaba era un comunicado­r…

—Celebro que se me reconozca como tal porque es a lo que me dedico ahora. Cuando decidí trabajar en los medios lo primero que hice fue quitarme de encima una losa que es necesaria en los exjugadore­s. Como no tenía ninguna motivación por trabajar en un club, simplement­e digo lo que veo, aunque esté equivocado. Quiero ser auténtico y creo que tengo mucho ganado en relación a los que pueden ir tapando críticas e incluso utilizan los medios para luego trabajar en algún club. Como no es mi caso, siempre digo lo que me parece, siempre con respeto, por supuesto, y teniendo en cuenta que tampoco tengo toda la informació­n porque no estoy en contacto con los equipos. Nuestra figura en los medios está para intentar que el aficionado entienda mejor el juego a través de nuestra experienci­a y estamos para contar las cosas buenas y también las que no se hacen bien. A veces me cuesta porque alguno ha sido compañero o le tengo cariño, pero es mi deber actual.

—Una última pregunta. ¿Ahora con su hijo Lucas, 18 años, portero del Castilla, sufre o disfruta?

—Sufro, sufro mucho… porque es un chico que trabaja muy bien, que vive solo para el fútbol, que se cuida, que no sale, que merece llegar lejos y como todos los jugadores pasa por momentos delicados que tiene que ir superando. Con lo que he sufrido yo, que he sufrido más que disfrutado en el fútbol, porque realmente he disfrutado cuando me he retirado y la gente por la calle en Valencia me para y me invita a un café. Cuando estaba de faena siempre tenía un problema y ahora los estoy reviviendo con Lucas. Pero también me da muchas satisfacci­ones porque todos los que trabajan con él me hablan muy bien a nivel personal y eso es lo más importante como padre.

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Cañizares posa sobre uno de sus coches, en una imagen de archivo.

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