AS (Aragon)

Futbolista­s con oficio

Orozko, Obieta, Larrucea, Saizar, Zarrabeiti­a y Marino se han visto obligados a abandonar sus trabajos por el fútbol profesiona­l

- DANIEL GUERREIRO AMOREBIETA

Esta histórica aventura zornotzarr­a en el fútbol profesiona­l conlleva algunos cambios. El más significat­ivo fue la obligada mudanza a Lezama. Además, seis de los artífices del heroico ascenso a Segunda han tenido que aparcar temporalme­nte sus trabajos, para dedicarse cien por cien al deporte rey. De entrenar a las 16:30 horas el pasado año en Segunda B, a ejercitars­e a las 10:00 este curso. Todos coinciden en que la vida les ha ido a mejor.

Iñigo Orozko (Donostia, 28 años) vive su primera experienci­a en la élite en su cuarta temporada en Amorebieta. El pasado curso era profesor de Educación Secundaria de Biología y Geología en un instituto. Algo que no suponía dificultad alguna para el fútbol semiprofes­ional, ya que salía a las 14:00, comía en casa, y llegaba a entrenar sin ningún problema. “Ha sido un cambio drástico, te cambia la vida totalmente. La vida de jugador profesiona­l se ciñe a estar disponible para el club. Pero luego tienes también mucho tiempo para ti y para ocio”, resume.

Profesor. Koldo Obieta (Gernika, 28 años) también ejercía como profesor de Secundaria haciendo sustitucio­nes, incluso alguna vez en el Bachiller. Al igual que Orozko, su horario de 8:00 a 14:00 le permitía acudir a las sesiones de trabajo. “Se echa de menos a los chavales”. Sabe que tarde o temprano volverá a dar clases porque “el fútbol no es para toda la vida”.

Gorka Larrucea (Gernika, 28 años) es el tercero de los tres azules que se dedicaban a la enseñanza, de Educación

Primaria e Infantil. Su horario era algo más apretado, ya que terminaba a las 16:30 y “llegaba muy justo a entrenar”.

Mikel Saizar (Ibarra, 38 años) es el único de estos seis que ya había experiment­ado el fútbol de élite, tanto de Primera como de Segunda. Antes apenas tenía tiempo libre: “Las mañanas iba a la pastelería familiar a Tolosa a trabajar varias horas, de 8:00 a 10:00. Luego por la tarde venía a entrenar a Urritxe y después, corriendo el primero para entrenar al femenino del Eibar a las 19:00”. Días ajetreados que terminaba a las 23:00 y confiesa que le dejaban “hundido, como el Titanic”. Mikel Zarrabeiti­a (Galdakao, 28 años) llevaba un año como monitor de gimnasio en Amorebieta. Unai Marino (Ondarroa, 21 años) trabajaba en el gimnasio de su primo como coach de Crossfit.

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Marino, de naranja, delante de Obieta, Orozco, Saizar, Zarrabeita y Larrucea, de izquierda a derecha, todo ellos en Urritxe.

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