Macario, la inmigrante que cumplió el sueño americano
’Mi sueño americano’, así se titula el relato de Catarina Macario (Brasil, 4-101999) en The Player Tribune sobre su costosa historia de éxito en el deporte. Una aventura que empezó con cuatro años jugando al fútbol en las calles y parques de la isla brasileña de São Luís, pasó por Estados Unidos (país con el que es internacional), y que ahora tiene un capítulo importantísimo en la final de la Champions este sábado con el Lyon.
Empezó a jugar siguiendo los pasos de su hermano mayor. Mientras este entrenaba, ella se dedicaba a dar patadas al balón en la banda junto a su padre. No tardó en darse cuenta de que su hija era mejor que muchos niños que la rodeaban. Se inició en una franquicia local del Flamengo, pasó después por la escuela de fútbol Cruzeiro y finalmente por la del Santos, mudándose con su familia a Brasilia. Con 12 años, decidió apostar por su carrera e ir a un lugar donde desarrollarla con chicas de su edad.
Junto a su padre y hermano emigró a California y dejó en el país sudamericano a su madre, médica, que seguiría sustentando a la familia desde allí. Macario jugó en el San Diego Surf y en el Stanford Cardinal. “Tuve que superar el dolor de echar de menos a mi madre y soportar la presión de mi padre”, confiesa. Su progenitor le dejó claro que debía ser la mejor, como la futbolista con la que había crecido: Mia Hamm. “Una niña negra de una pequeña isla en Brasil, en un mundo lleno de niños... Si iba a ser algo necesitaba ser la mejor”, explica.
Lo consiguió. Durante la universidad obtuvo premios individuales y en enero de 2021 anunció su fichaje por el Lyon, equipo con el que puede hacer historia ante el Barça.
de récord