AS (Aragon)

Qatar 2022, entre el lujo y la discordia

Por primera vez un Mundial se juega en otoño y en Oriente Medio Ô La sombra de la corrupción lo ha perseguido desde su anuncio Ô El pequeño Emirato es un oasis de riqueza Ô Francia parte como campeona y Brasil, como favorita España ilusiona

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Caminar ahora por Doha o hacerlo hace 12 años, cuando se anunció que el Mundial se jugaría allí, poco tiene que ver. El pequeño emirato situado en Oriente Medio ha sufrido una transforma­ción que sólo el fútbol y el dinero son capaces de conseguir. De la nada se levantó una megalópoli­s al más puro estilo americano. Un jardín de rascacielo­s. Un edén de la construcci­ón y el consumo, el lugar idóneo para que la FIFA llevase hasta allí su más preciado bien.

Se aderezó la revolución con siete estadios de nueva construcci­ón y un octavo remodelado, el histórico Al Khalifa. Soportó Qatar todo tipo de presiones y dudas acerca de la limpieza de su elección. La mayoría de aquellos que decidieron que fuera sede no están hoy ya en la FIFA, ni siquiera su entonces presidente Joseph Blatter. Un informe posterior, el Informe García, fue encargado por la organizaci­ón para esclarecer que no hubo compra de votos por parte de Qatar.

La mayor concesión en la historia de los

Mundiales fue el cambio de calendario: del habitual verano europeo se pasó al tramo final del otoño. El motivo, las altísimas temperatur­as en

Qatar en fechas veraniegas; la consecuenc­ia, el roto al calendario de las grandes ligas, paradas en la mitad y durante más de un mes.

El mundo anglosajón siempre miró con recelo a Qatar y le convirtió en el centro de sus críticas. Las pobres condicione­s laborales de sus trabajador­es han sido la espada de damocles. Las muertes en la construcci­ón de los estadios se llevaron a los titulares. Hay una diferencia abismal entre las cifras dadas por los medios británicos y las que oficialmen­te comunica Qatar. No sólo por ahí ha sufrido el emirato. Los derechos de las mujeres y de los colectivos menos favorecido­s también le han costado fuertes críticas. En cualquier caso, el Mundial ha servido para que ponga más atención y mejore. Los informes de Naciones Unidas así lo atestiguan.

En ese río revuelto se presentan en Doha las 32 mejores seleccione­s del mundo, con permiso de Italia -la gran ausente-. Es un Mundial con muchos matices diferentes. Al ser en otoño los jugadores llegan más frescos y entonados que nunca. Además, todo se jugará en un radio como el de Madrid y su cinturón industrial.

Es decir, no hará falta coger vuelos internos para desplazars­e a partidos ni cambiar de hotel en todo el torneo. Una comodidad que contrasta con la aglomeraci­ón masiva de equipos, delegacion­es, aficionado­s y hasta periodista­s. Serán 1,5 millones de turistas en un país en el que viven sólo 3.

Francia aterriza como campeona del mundo y Brasil, como favorita. Argentina está ilusionada en el último Mundial de Messi. También la joven España de Luis Enrique. Qatar ya está aquí.

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Qatar, sede del Mundial, es un oasis de rascacielo­s.

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