Combate nulo en Doha
El duelo entre Valverde y Son se resuelve sin un ganador Uruguay se estrella contra los palos ante Corea del Sur
Qatar ha montado un Mundial de lo más artificial, en medio del desierto. Tiene riqueza, calor, petróleo, gas, arena... por todas partes hay arena, pero los goles no se compran. Aquí falta lo mejor del fútbol. ¡Menos mal que Inglaterra y España se han traído un carro de ellos en esta primera jornada! Porque lo de los empates a cero ya aburre. Cuatro van en este amanecer del torneo. Valverde y Son se esmeraron en que no fuera así en el Uruguay-Corea del Sur, pero un pulso tan plano durante 80 minutos no mereció otra cosa. Se desafiaron ambos cracks en el tramo final. Lo que no se pudo hacer en tanto tiempo no se arregló en el sorbo final.
El madridista empezó a hacer estiramientos en el 87’ porque estaba desfondado. Le mandan hacer recados por todas partes. No le ponen de falso extremo derecho, donde es un puñal, sino por dentro o incluso a la izquierda, y ahí se le ve perdido. No obstante, en el 90’ tuvo una penúltima carrera y un trallazo que disparó a la escuadra. Poco después regresó a defender ante una acción bien montada por el mallorquinista Kang-in. Le sacó la bola lanzándose al césped y lo celebró apretando el puño y disparando el brazo al aire, con la raza de los campeones. Su equipo son diez tipos que se dejan el alma, más su luz de esperanza. Son, en su partido internacional 105 con Corea, apareció también en esos instantes postreros, en el descuento, para ganar otro balón y disparar cerca de la meta de Rochet. Posiblemente fue el partido más flojo del certamen, sin paradas, sin noticias casi en los últimos metros, solo con dos postes, contra los que se estrelló el combinado sudamericano, ese del Halcón y un córner rematado de cabeza por Godín. Los charrúas estuvieron sólidos, pero, cosa rara, hizo más faltas el cuadro asiático.
Era un partido de rachas. Del primer cuarto de hora se apoderó Corea. Uruguay parecía estar a verlas venir, fue creciendo con el paso de los minutos. No necesita la pelota ni la pretende. Lo prioritario es mantener la puerta imbatida, sin quebrantos. Frente a ello, el portugués Bento maneja un combinado que no tiene ese perfil de los japoneses de gente pequeña, poco física, los suyos son buenos tallos, gente dinámica y con experiencia en Europa.
La madera Godín envía un balón al poste en un córner y el ‘Halcón’, otro en un trallazo