“Mi cabeza ha aprendido a manejar el dolor”
Lucas Eguibar afronta ilusionado la Copa del Mundo de snowboard cross al mejorar tras un tratamiento con células madre para la espalda
Lucas Eguibar Bretón (San Sebastian, 1994) es, junto a Regino Hernández, el gran nombre histórico del snowboard cross en España. El rider donostiarra, campeón del mundo en Suecia 2021 y con dos platas planetarias en 2017, no pudo alcanzar un metal en los Juegos de Invierno en Pekín principalmente porque su espalda ha estado cerca de acabar con la carrera deportiva de un excepcional talento encima de una tabla. “La temporada pasada no ha sido ni de lejos mi mejor por las condiciones físicas en las que me encontraba. Son cosas que pasan pero por la lesión en la espalda me ha tocado no estar bien en año olímpico. En Pekín hice lo que pude pero apenas podía entrenar. Hacía dos o tres bajadas al día como máximo y ya me empezaban dolores muy fuertes. Y si forzaba y continuaba lo que suponía era que al día siguiente directamente no podía ni plantearme entrenar”, asegura a AS con una mezcla de pesar e ilusión.
El vasco de 28 años está acostumbrado a pelear con adversidades como el fallecimiento en 2017 de su entrenador Israel Planas (con 41 años) a causa de un infarto cerebral o el accidente en moto de su hermano Nico en 2013 que le dejó en coma y le causó daños cerebrales. Por eso, el fornido atleta de 1,82 metros y 82 kilos está acostumbrado a pelear ante los reveses de la vida: “Después del tratamiento de células madre que hice estoy haciendo siete bajadas al día. Es decir, el triple diario de las que hacía hace unos meses. Estoy muy contento y también me encuentro muy bien encima de las tablas. Además el material nuevo va estupendamente y parece que se están alineando los astros; lo que además de físicamente también repercute muy positivamente en el aspecto mental. Estoy con muchas ganas de competir”.
Eliminar los dolores era el mejor final posible, pero al menos lo primordial era rebajarlos... algo que han conseguido: “Lo que he hecho ha sido adaptarme. Antes como decía bajaba dos veces y debía parar. Hoy hago siete y aunque el dolor no desaparece, al día siguiente sí que puedo salir a entrenar. Es mucho más llevadero y convivo con él. Mi cabeza ha aprendido a jugar con los límites y sé manejar ese dolor. Cuando pasas por momentos malos una parte de ti piensa que serán pasajeros, pero también existe la posibilidad de que no. Crees que te recuperarás... pero cuánta gente se ha tenido que retirar por lesiones o no vuelve a competir a su máximo nivel nunca. Sabía que podía mejorar la situación pero no encontrábamos soluciones para la espalda y todo lo que hacía me dolía. Estaba atascado y por eso me llegó a pasar por la cabeza dejarlo. Esos bajones hacían que me replanteara continuar o no”.
Cambios obligados.
Además del tratamiento médico, Lucas ha debido variar formas de entrenamiento aunque no así en la competición... donde su cabeza juega un papel clave: “No he modificado nada en la práctica deportiva concreta del snow. Todo lo demás, sí. Entrenaba la parte de cardio con la bici y ahora ya no monto. Correr estoy empezando poco a poco tras muchos meses sin hacerlo. He variado casi todo lo que afecta a los impactos en la espalda. En el snow no puedo, es lo que tengo que hacer aunque sí evito muchos entrenamientos de saltos que sí hacía antes para llegar preparado y habituado a las carreras. Ahora sólo lo hago en competición porque sé que si fuerzo entrenando me volverán dolores y molestias más fuertes. Si me duele durante la competición mi cabeza sabe que ahí sí tengo que soportarlo”.
Esta semana comienza la Copa del Mundo y el español es optimista: “El objetivo para este año es muy alto así como el del año pasado era ver qué pasaba. Ahora vuelvo a luchar por todo de verdad. En los últimos entrenamientos me he encontrado muy bien en el mano a mano con los mejores y siento que puedo ser el Lucas Eguibar de hace unos años”. ¿Y piensa ya en sacarse la espina olímpica llegando a Milán? “Para los Juegos de 2026 queda mucho. Con lo de la espalda voy a ir a año a año aunque obviamente es un objetivo que tengo en mente, pero me marco metas más a corto alcance. Quiero empezar bien la competición... y después ya iremos viendo qué va pasando”.
Lastrado “En los Juegos de Pekín hice lo que pude, pero apenas podía entrenarme”
Optimismo “Antes bajaba dos veces y debía parar. Ahora hago siete y el dolor es llevadero”
Objetivo “Vuelvo a luchar por todo de verdad, siento que puedo ser el de hace años”