AS (Aragon)

Tchouameni y Nacho, al 50%

Ancelotti duda entre el francés y el canterano para tratar de parar a Haaland

- FERNANDO S. TAVERO LA NOTICIA

Carvajal y Mendy a los costados. En el centro de la zaga, Rüdiger y... Ese es el interrogan­te en el que trabaja Ancelotti y su cuerpo técnico a cinco días del City. Enfrente, un gigante. Haaland no llega con el polvorín caliente y en Inglaterra hay runrún sobre su estado de forma. Pero no hay mayor peligro que enrabietar a un killer. Carletto es consciente.

En este Campamento Champions comienzan los exámenes. Nacho y Tchouameni son los alumnos. Desde el club deslizan que, en estos momentos, “las apuestas están al 50%”.

En Valdebebas se trazaron ayer varios encuentros en campos con dimensione­s reducidas. Ahí, tanto el capitán como Aurélien ejercieron de centrales. Pruebas para que el técnico de Reggiolo analice cuál es el mejor antídoto contra el vendaval azul. Contra Haaland. La temporada pasada, Rüdiger fue el outsider. En la ida, sin Militao, se merendó al noruego. Este curso su presencia es indiscutib­le. Tampoco estará de inicio el brasileño (en la vuelta, veremos) y ahora Ancelotti estudia quién acompañará a Rambo. El quebradero de cabeza principal es ese, la cabeza.

El juego aéreo. No por demérito de Nacho, sino por virtud de Tchouameni. Si Rüdiger es imperial, Aurélien no le anda a la zaga. Joselu gana 2,5 duelos en el aire. La plata, el internacio­nal francés (2,4). El bronce, el muro de Neükolln (2,1). En cuarto puesto, Nacho, con 1,3 por 90’. En despejes de cabeza, Rüdiger es medalla de oro (2,1), con

Tchouameni superando al alcalaíno (1,3-1,1). También en área rival: Joselu (1,5), Bellingham (0,4) y después aparecen Rüdiger y Tchouameni (0,34 y 0,31); Nacho, 0,16. Impacto que también luce en el aspecto goleador: dos tantos para el alemán y el francés, aún a cero el español. Ahí está el quid.

Efecto dominó Una elección u otra condiciona el centro del campo; Camavinga, atento

Porque, en contraposi­ción, la experienci­a revienta la balanza del lado de Nacho. Acostumbra­do a ser navaja suiza, es central de cuna. Tchouameni, en cambio, llegó para heredar el traje de Casemiro como stopper. La necesidad hizo que el de Ruán diese un paso atrás, posicional­mente. Son ya ocho los partidos donde ha ejercido de zaguero. Para el primero, contra Osasuna, utilizó la realidad virtual como método de entrenamie­nto. En el salón de casa y con gafas especiales. Así interioriz­ó unos movimiento­s que no lleva en los genes. Aunque Ancelotti no piense igual: “Parece que siempre jugó ahí”. Seis victorias, dos empates y el convencimi­ento de que Tchouameni puede rendir ahí en días grandes. El primero sería el martes contra el City. Partido de alta tensión donde Nacho se mueve como pez en el agua. La duda es razonable. El primer examen fue ayer. Quedan cuatro más...

La decisión, si finalmente Tchouameni gana la batalla, entronca con el centro del campo. Por lógica y porque lo verbalizan internamen­te. El efecto dominó dejaría un hueco en la sala de máquinas. Bellingham, Valverde y Kroos son fichas fijas. Inamovible­s para Ancelotti. La duda, el ancla. Si Aurélien luce como zaguero, Camavinga al ruedo. Si es Nacho, Carletto debería de nuevo elegir. El perfil vigoroso del de Cabinda o uno más posicional, y poderoso en el juego aéreo (con Rodri como rival es muy reseñable), que representa Tchouameni. Así está el tablero a algo más de 96 horas del silbatazo en el Bernabéu. Llega el City, tiempo de elecciones.

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Tchouameni y Nacho, juntos en el partido contra el Rayo en Vallecas.

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