“Las piscinas sufrieron cambios traumáticos”
El arquitecto Pujol detalla un proceso “poco riguroso” en las obras
El tiempo se le echa encima a Río a una semana de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. A los problemas en los edificios de la villa olímpica se le suma la demora en algunas instalaciones vitales para el desarrollo de la competición. La piscina de waterpolo, por ejemplo, no estará acabada hasta el día 31, la nueva línea de metro que une Barra de Tijuca con el resto de zonas de la ciudad se inaugurará el 1 ó 2 de agosto y en la piscina olímpica no se han hecho pruebas de competición. Es más, hace tres semanas aún se estaban instalando unos radiadores al lado de los poyetes, ya que a las 22:00, en plenas finales acuáticas, la temperatura puede ser de 18 grados.
Quim Pujol, arquitecto ligado al Movimiento Olímpico desde Tokio 1964 y encargado de varios proyectos en Río, lleva seis años viajando a la ciudad brasileña y conoce todos los inconvenientes que han surgido. “Hubo grandes discusiones con el alcalde, pero al final primó la necesidad. Ellos no podían hacer más y nos tuvimos que resignar. Ahora querrán camuflar cosas. Hicieron una Comisión para recortar en las instalaciones. Eso también existió en Barcelona 92 y le llamábamos Terminator, pero aquí en Río no ha tenido mucho criterio a la hora de hacer los cambios”, comenta y pone un ejemplo: “En la última etapa las piscinas ha sufrido variaciones traumáticas, provocadas por la presión política. La obra vale 100 millones de dólares. El alcalde decidió, dejándose aconsejar por ingenieros de confianza, construir cuatro pilares en las esquinas, algo que le quita parte de la visibilidad a cerca de 3.000 personas”, afirma Pujol.
Experto en diseñar piscinas y contribuir a la arquitectura del Parque Olímpico, Pujol destaca que todo fue “poco riguroso”, pero confía “en la cintura de los brasileños para improvisar, algo que pueden tener como virtud”. Todos estos contratiempos, que han ido apareciendo a medida que “las perspectivas económicas se fueron deteriorando”, pusieron muy nervioso al COI. “Hubo reuniones muy serias entre el Comité Olímpico Brasileño, el COI y la alcaldía de Río. El presupuesto se disparó y uno de los aspectos que no estaba previsto era la seguridad. Londres nunca dio cifras de lo que se gastó en esa partida. Es dinero. El COI ha sufrido y seguirá sufriendo estos días, pero al final no podías cambiar de sede. Tenías que arremangarte y empujar”, reflexiona.
Otro de los aspectos que ha provocado la poca implicación social, al margen del contexto político y económico, ha sido la escasa transformación de la ciudad. “Los Juegos no han
El recinto del waterpolo no estará listo hasta el día 31 Modificó la piscina y 3.000 personas pierden visibilidad
cambiado Río. La zona de Barra de Tijuca ya estaba al alza, el metro es la única aportación y que les será de gran ayuda, pero el resto sigue igual”, relata Pujol. Kiko Perrone, exjugador de waterpolo y ahora empresario en Brasil (su sector se encarga de la gestión del metro de Río), discrepa ligeramente aunque admite que hay puntos a los que no se ha podido llegar. “En los dos últimos años en Río ha habido muchas obras, como la del tranvía o el metro que llegará a Barra. Los Juegos han ayudado a la ciudad a mejorar sus infraestructuras. Lo que no se hizo fue limpiar la Bahía de Guanabara. Algo harán para que no haya problemas en las competiciones de vela, pero esto ha sido una lástima. Era una gran oportunidad para mejorarla”, argumenta Perrone, que comenta que Brasil sigue siendo
“Seguro que van a ser los Juegos más
divertidos” “Los Juegos no transformarán la ciudad de Río”
“un país en desarrollo”. Para el día 4 los empleados del metro amenazan con una huelga. “Vergüenza olímpica”, califican la subida del 5% del sueldo que les proponen.
Pujol se ha encargado de diseñar también el circuito del maratón acuático y el triatlón, y estuvo en los test del agua. Su mensaje sobre la contaminación es tranquilizador. “Todas las playas de Río tienen niveles acentuados durante períodos determinados del año, pero la menos contaminada es la de Copacabana, donde se hacen las aguas abiertas. Aquella es la playa más limpia de Río, me he bañado muchas veces” apunta.
Pese a esta demora y estos inconvenientes, Perrone cree que “no serán como los de Londres, pero quizás sean los Juegos más divertidos. Nadie se arrepentirá”.
Instalaciones
El alcalde
Kiko Perrone
El balance