Usain Bolt camina hacia la leyenda: su octavo oro
En 200 el bronce se ganó con la marca de Hortelano
Usain Bolt puede ser vulnerable, lejanamente, en los 100 metros, por aquello de que su salida no pasará los anales del atletismo en el sentido positivo del término. Pero en los 200, donde la partida de los tacos importa muchísimo menos, es invencible... salvo salida nula (imposible) o lesión, que es menos imposible. Así lo demostró ayer para conseguir su segunda medalla en los Juegos Olímpicos de Río y la octava en su vida deportiva.
Tomó precauciones en la curva, porque estaba lloviendo ligeramente y las curvas húmedas pueden ser peligrosas, sobre todo para atletas de amplia zancada, como él. Se han visto caídas espectaculares.
Llegó a la recta más o menos igualado con el resto, pero no hay nadie en el mundo, y tal vez en la historia, que tenga una aceleración final en esa recta decisiva. Recuerda a Tommie Smith, por cierto, el hombre del Black Power en México 1968.
Y esa aceleración empequeñece a los demás, hasta hacer- los minúsculos. Cuando no lo son, ni mucho menos.
Bolt llegó a la meta en un tiempo de 19.78, ahorrando energías al final, porque esta pasada madrugada le esperaba el relevo 4x100 metros, el triple hat-trick. Le secundó el canadiense Andre de Grasse (2002) y fue tercero el blanco francés Christophe Lemaitre, con 20.12, la misma marca que hizo Bruno Hortelano en las series, con récord de España.
¿Qué habría pasado si el español hubiera llegado a la final?