AS (Baleares)

Súper Carolina

Remontó a la india (19-21, 21-12 y 21-15) y lloró por un oro agónico

- ALBERTO MARTÍNEZ /

Carolina Marín cumplió su sueño en unos Juegos perfectos, en los que solo ha cedido un set. Y fue en una final que se le puso cuesta arriba, ante la india Shindu, pero demostró entereza física y mental, fruto de su duro entrenamie­nto. La onubense sigue haciendo historia en su deporte.

El grito más sonoro fue de Carolina, como las lágrimas más sentidas. La española, en un torneo impecable en el que ha dado lo mejor de sí, logró el oro olímpico en una final apasionant­e, de 83 minutos (19-21, 21-12 y 21-15), y elevó, una vez más, el bádminton a los altares. Después de ganar dos Mundiales (2014 y 2015), la onubense consiguió otro reconocimi­ento tras una carrera hacia Río que emprendió junto a sus entrenador­es hace dos meses, y que le ha hecho padecer lo indecible para llegar en este estado de forma. No podía tener la española una final fácil. El premio era tan mayúsculo como el reto que se le presentó cuando la india Shindu le remontó y le ganó el primer set (21-19). Unas cadenas que soltó jugando como nunca, sufriendo y disfrutand­o, para lograr la undécima medalla en Río.

Shindu es una de las mujeres más altas del circuito, una gigante de más de 1,80m, con brazos robustos y piernas lar- gas, una jugadora de voleibol con raqueta que remata como un chico. El primer gran grito esta vez lo pegó ella. Las emociones también juegan en una final olímpica. La española estuvo algo nerviosa, mirando a sus entrenador­es después de cada punto, y Shindu no la dejó irse. Se lo creyó y obtuvo premio, con puntos de hasta 32 golpes. Primero la hirió con un 17-16 y luego le dio la estocada del set 19-20. Por primera vez en los Juegos, Carolina iba por debajo.

En vez de convertirs­e en una losa, ese contratiem­po se transformó en un estímulo, el que necesitaba Carolina para ganar la final. Con un parcial de 8-2, la onubense apenas dejó respiro a la india en el segundo set (21-12). Estaba desatada Carolina y abatida la india, que siguió ofreciendo una resistenci­a cada vez menor en el tercer set (10-10). Su sangre caliente cambió de temperatur­a para superar esa situación adversa (20-14). Lo remató de smash. Un final apoteósico.

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