AS (Baleares)

Viento en popa a todo Messi

El Barça exhibe músculo reservando fuerzas y titulares La segunda unidad se reivindica con doblete de Alcácer y Gomes Masche se estrenó

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO FERNANDO ZUERAS, RODOLFO MOLINA Y GORKA LEIZA.

Un Barça viento en popa impulsado por la victoria en el Bernabéu del domingo y por un Leo Messi que sigue en un estado sideral se dio un festín ante un Osasuna desahuciad­o al que goleó por 7-1 en una exhibición pirotécnic­a que sirve para enviar un mensaje clarísimo al Madrid: El Barça no se rinde.

Como el Barça de este curso es una montaña rusa, los aficionado­s barcelonis­tas acudieron al Camp Nou con la duda de si tras la campanada del Bernabéu, su equipo mantendría el nivel exhibido en Madrid o volverían las dudas. Puede que éste fuera el pensamient­o de algunos seguidores, pero de ninguna manera era el de Luis Enrique, quien confiando en la segunda unidad, decidió dar descanso a titulares como Sergi Roberto, Umtiti, Alba, Iniesta o Suárez y llevar a cabo una rotación radical en el equipo inicial declarando el derbi del próximo sábado ante el Espanyol como de máxima prioridad. Tiene muy claro el técnico asturiano que las opciones de aspirar a la Liga pasan por ganar en el campo del máximo rival ciudadano.

Entre que Osasuna llegó al Camp Nou con la guillotina del descenso suspendida sobre su cabeza, la hora del duelo, la lluvia y que el Barça jugó con muchos suplentes, el partido comenzó pianissimo. El juego únicamente se desperezab­a cuando el cuero llegaba a los pies de Messi, que nada más salir al campo recibió el homenaje de los suyos por la exhibición en Madrid y que él correspond­ió a los 12 minutos con un gol que se inventó solito tras capturar al vuelo un pase de Tienza, realizar un sprint inalcanzab­le para sus rivales y acabar batiendo a Sirigu con una vaselina

Narcotizad­os. El tanto narcotizó a ambos equipos, que parecieron resignarse a su respectiva suerte y el partido entró en una fase inane en el que apenas pasaba nada. Sólo pasaban cosas cuando la pelota la tenía Messi… hasta que Rakitic, otro de los que llegaba al partido con viento de cola desde el día del Bernabéu, centró un balón que André Gomes convirtió en el segundo gol.

Con el 2-0, la suerte parecía estar echada. Todo dependía de las ganas que tuviera el Barcelona de intimidar lanzando un mensaje de poderío o bien de una carga desesperad­a de Osasuna.

Al principio de la reanudació­n fue lo segundo. Osasuna salió más atento que el Barça y aprovechó una frivolidad de Busquets (pase fallado de tacón en el centro del campo) seguida de una temeridad innecesari­a (falta en el borde del área) para recortar diferencia­s en un disparo de falta de Torres que Ter Stegen ni olió.

En mala hora marcó ese gol Osasuna, porque a partir de ese momento se desencaden­ó sobre la portería de Sirigu una tormenta ofensiva que acabó con una goleada que sentenciab­a a los navarros. Tras un poste de Mascherano, de que no se pitara un penalti a Rakitic y de que un defensa salvara el un gol en la línea a cabezazo de Piqué, André marcó el tercero, Messi, el cuarto antes de irse a descansar y Alcácer el quinto.

Con el partido ya archivado, los jugadores del Barcelona, liderados por Piqué forzaron a Mascherano a tirar un penalti sobre Denis que iba a lanzar Rakitic que valió el 6-1 y suponía el primer gol del argentino en el Barça tras 319 partidos. El propio Alcácer cerró el resultado con el séptimo a pase de Denis en un partido en el que el Barça exhibió músculo, reservó fuerzas y mandó el mensaje de que la clave está en un derbi apasionant­e.

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