AS (Baleares)

Diferente rasero: las críticas son para el observador y nunca para el ejecutor

- ITURRALDE GONZÁLEZ @itu_edu

Las culpas. Bakambu mete mano al Leganés, el árbitro no lo ve, el gol puntúa, lapidamos al árbitro y yo me enciendo harto de que la culpa recaiga siempre sobre mi compañero por verbigraci­a de los creadores de opinión y por los aficionado­s antideport­ivos que o callan o claman ante los devenires del juego según les convenga. ¿Es normal que la polémica descargue toda la responsabi­lidad del ejecutor y la proyecte en el observador? ¿Es menos corrupto el corrupto que se escaquea? El error humano en el arbitraje es un fallo inadmisibl­e pero la intenciona­lidad del jugador, “la mano ejecutora”, queda en la más insulsa anécdota y sin neveras ni de camping.

Engañar. Es un juego sucio-sucio que se aprende en primero de manipulaci­ón mediática, un carroñismo exaltado sin apenas disimulo. ¡Y lo bien que se lo hacen! Unos engañando y los restantes escurriend­o el bulto. Si además de arbitrar tenemos que jugar a las adivinanza­s nos harían falta unas cuantas cámaras más (de esas que tanto os gustan). Además, es que no hay por dónde cogerlo. ¿A quién engañan? ¿Al árbitro, a la afición tal vez? Pues de rebote, pero antes que a ninguno engañan a sus propios compañeros. Qué bonito, qué deportivo...

Sin consecuenc­ias. Cuando el engaño se refiere por ejemplo al dopaje el resto de deportista­s se manifiesta­n en contra del engaño y a favor de la transparen­cia, el juego limpio y la deportivid­ad. Pero parece que engañar al maestro, al juez, al pueblo no tiene ninguna consecuenc­ia en el fútbol. Como cuando uno finge una falta y todos rodean al árbitro y al que está en el suelo ni le soplan. Ese proceder responde a un concepto corrupto de lo que es el compañeris­mo, fiel reflejo de un aula de la ESO. Un corporativ­ismo de lo más simplón y mal llevado, una actitud que no se perdona en la clase política, como debe ser, pero que en la pasión de nuestros colores nos parece cojonuda.

Código de honor. Habría que revisar qué criticamos y qué somos porque esa diferencia de rasero dice mucho sobre las sombras de este show. Puede que sea una cuestión de valores, podría decirse que de honor. A lo mejor es demasiado exigir un código de honor a quienes parecen estar por encima del bien y del mal, pero podríamos intentar ser más justos con la persona, no robot, que ha sido engañada. Ya sé que no interesa.

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