El Madrid no falla: quinta Final Four en
seis años Pasó del éxtasis (62-40) al sufrimiento (85-82) y de ahí a la fiesta
El Madrid estará en Belgrado, en la Final Four, le espera el CSKA del ‘Chacho’. Su sexta presencia en los últimos ochos años, la quinta con Laso en seis cursos. Un triple
de Doncic a tabla y la aparición de Reyes abortaron la reacción del Panathinaikos.
S e dice con fundamento que el Madrid siempre vuelve. Es un mantra. Sucedió en 2011, cuando entre Molin, Messina y un grupo de jóvenes prometedores devolvieron a los blancos a la Final Four después de 14 años viéndola por la tele. Y ocurrió en 2013, cuando Laso se estrenó en la élite continental tras faltar a la cita en su primer año. Y pasó de nuevo en 2015, cuando el Madrid recuperó la corona del viejo trono de Europa veinte años después. Ahora, en esta nueva década dorada del baloncesto madridista, el Real no necesita volver; está. Siempre. De manera perenne entre los mejores.
Por primera vez en la era Laso, eso sí, avanza a semifinales tras superar una eliminatoria sin ventaja de cancha. Escribió las primeras líneas de la gesta en el OAKA, en el segundo asalto, y ahora ha rematado en casa, con el Increíble Llull y la afición desatada. Sexta Final Four en los últimos ocho años, quinta en seis cursos con Laso al mando.
El Madrid selló su pase en un segundo cuarto demencial, explosivo, fastuoso. Una demostración de talento y gallardía con la vieja guardia esculpida en el mascarón de proa. Antes asistíamos ya al primer acelerón. El pisotón en el pedal lo daba Ayón: 25-16. El mexicano se iba al banco con 10 puntos, 5 rebotes y 19 de valoración. Una tregua que digirió mal su equipo frente a un Lojeski enchufado, aunque pronto se rearmó en torno a Llull.
Sus compañeros le necesitaban y acudió a la llamada, puño en alto y capa al viento. Dos triples en menos de 20 segundos, pistoletazo de salida de un torrente incontenible para el Panathinaikos. Un aluvión que representó fiel un parcial de 10-0 que se estiró hasta un 15-2 para 32 puntos en ese cuarto que le colocaron en órbita rumbo a la Final Four. Llull se daba un respiro antes del descanso: 6 puntos y 6 asistencias en 7 minutos. Se quedaba Reyes, 7 tantos en cuatro, más valoración (55) que minutos (45) en este playoff.
La defensa era perfecta, la circulación también (¡15 de 16 de dos!). En el marcador, +18 y, ya en la reanudación, +22 con tres triples casi seguidos de Doncic (62-40, minuto 24). Y cuando todo apuntaba a duelo roto, el viento roló, y de qué manera. Primero de forma suave, 78-60 al final del tercer cuarto, y pronto de modo violento. El apagón fue de época. Durante siete minutos el Madrid solo añadió dos libres ante una zona de ajustes que le desquició. Se quedó paralizado en el perímetro, cayó en la trampa, sin meter balones dentro. No encaraba y le atacaban, lo hacía la manita de Singleton (cinco triples).
Tocaba sufrir, padecimiento extremo para cerrar la serie: 8582 después de un triple de Calathes y… respuesta de Doncic, de tres, a una pierna y a tabla. Rudy agregaba un robo, el corazón volvía a latir. La reanimación la había empezado Reyes, quién si no. Rompió la sequía y apiló dos canastas y un tiro libre.
Adiós, Panathinaikos. Los de Pascual no se retiraron, como amenazó Giannakopoulos, su dueño, así que entendemos que le pareció correcto el arbitraje. ¿Adiós Panathinaikos? ¿O volverá a la Euroliga? El que regresa es el Madrid, de nuevo arriba, en la Final Four tras un año durísimo en el que sus jugadores se han perdido 770 partidos por lesión. Una plaga bíblica que no le ha tumbado, le ha acerado. En pie, un aplauso.