Amar Addadi “Sé la dificultad, y le doy un nueve a Tarragona”
El argelino Amar Addadi es el presidente de la Comisión Internacional de los Juegos Mediterráneos. Charló con AS sobre Tarragona 2018, la problemática de los países africanos, la utilidad de un evento que sigue intacto desde 1951 y de su Argelia, próxima sede de la cita.
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¿Qué nota le pone a Tarragona 2018?
—Le pongo un nueve, porque sé por todas las dificultades que ha pasado y al final han quedado unos Juegos perfectos desde el punto de vista técnico. Los atletas han estado bien, tanto en el alojamiento como en las comidas y el descanso, y eso es el centro de todo.
—Hace un año cuando se tuvieron que posponer los Juegos, ¿por qué siguieron confiando en Tarragona?
—Por el entusiasmo que demostraron las autoridades de la ciudad en seguir organizando los Juegos. Confiamos en ellos. Entendíamos el conflicto político que existía.
—Uno de los puntos negativos fue la asistencia de público. ¿Qué opina y por qué no viajan aficionados de otros países?
—Hay situaciones que no podemos controlar. Y una de ellas es el público. Es muy difícil que aficionados de países del norte de África puedan viajar, ya que cuentan con problemas con el visados y con conflictos en el país. Es más fácil que los de Europa puedan moverse.
—¿Y en esos países tienen repercusión estos Juegos?
—Se han acreditado muchos periodistas y sabemos que hay seguimiento.
—Uno de esos países es Libia, que no ha traído a ninguna mujer. ¿Por qué?
—Estamos contentos con haber contado con Libia, porque además su equipo estaba formado por representantes de todas las facciones políticas de un país en conflicto. Si no han inscrito deportistas es porque no pueden. No lo podemos controlar tampoco.
—¿Algún otro país que le parezca un éxito que haya venido?
—Estamos muy satisfechos con la participación de Siria después de los problemas que ha tenido.
—¿Estos Juegos Mediterráneos ayudan a que el deporte y sus valores crezcan en estos países?
—Sirven de mucho. Ayudan a extender el comportamiento de solidaridad, entendimiento y esfuerzo que fomenta el propio deporte entre países. El deporte ha unido siempre y ha acercado posturas. Tenemos los Juegos de Pyeongchang recientemente o el partido de tenis de mesa entre Estados Unidos y China. En la cuenca mediterránea pasamos por conflictos como la guerra de Líbano, la separación de Yugoslavia, el conflicto en Chipre o la Primavera Árabe, y desde 1951 nunca hemos tenido boicot.
—Pero siguen sin poder contar con Israel y Palestina...
—Siempre hemos tenido este problema. Cuando hemos querido acercar posturas, han regresado las turbulencias. Hasta que la paz no esté cerca no será posible.
—¿Cree que en los próximos Juegos en Orán podría ser el momento?
—No lo sabemos.
No depende de los argelinos, sino de la geopolítica de otros países. Nos queda pendiente poder reunir aún a toda la familia mediterránea en unos Juegos. Ese debe ser también nuestro reto. Pero la violencia siempre regresa.
—¿De qué le servirán los próximos Juegos a su país?
—De mucho. En primer lugar, los deportistas mejorarán debido a que se prepararán más y mejor para este torneo. En segundo lugar, se crearán nuevas infraestructuras deportivas. La ciudad de Orán está en plena metamorfosis. Se ha mejorado el metro, el aeropuerto, la red de carreteras... Todo eso será el legado que dejarán los Juegos Mediterráneos.
—Portugal se ha añadido a la familia mediterránea. ¿Tienen alguna solicitud más?
—No, de momento no tenemos más países.
—¿Cuál será el papel de Mireia Belmonte como presidenta de la Comisión de Atletas?
—Ella formará parte de la Comisión Ejecutiva porque queremos contar con el punto de vista de los deportistas para tomar las decisiones.
Motivos
“Los atletas han estado bien cuidados, y eso es el
centro”
El reto “Contar con Israel y Palestina, pero debe llegar la
paz”